¿Qué tienen las 3 primeras películas de Mad Max que no tiene Fury Road?

Mad Max: Fury Road es la continuación de la franquicia. Guarda correspondencia con las versiones anteriores, pero también tiene sus propias señas de identidad, sus rasgos originales: más peso en el personaje femenino, en el desarrollo de técnicas diferentes, en la inclusión de nuevos secundarios y así sucesivamente. De igual modo, las tres primeras son independientes y a la vez subsidiarias de las leyes establecidas por la saga.

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A continuación, responderemos entonces a la pregunta del enunciado del artículo. ¿Qué diferencias hay entre las primeras películas y la cuarta entrega de Mad Max? Vayamos por partes.

Mad Max

La primera tiene un presupuesto modesto de apenas 350 mil dólares, y al final recauda 100 millones. Con escasos recursos económicos, el director George Miller inaugura una de las empresas audiovisuales más rentables y populares de Australia.

El largometraje supone el debut de Mel Gibson en la pantalla, nada más y nada menos. Casi lo descartan del reparto, pero pronto se gana la confianza del realizador y de los demás miembros del set.

Imagen Warner Bros. Pictures

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El filme se sitúa en un contexto intermedio, donde el apocalipsis todavía no ha terminado de borrar a la civilización de la faz de la tierra. Hay un cierto orden institucional, visibilizado y encarnado por una patrulla de policías. Sin embargo, la escasez de combustible y la anarquía colectiva asumen las riendas del estado fallido. Los moteros intranquilos imponen la ley de la selva en las carreteras.

Los carros también se llevan el protagonismo de la trama, identificándose con la cultura automovilística de la época. En la lista figuran un Ford Falcon XB del año 1974 y diversos cacharros alterados para la ocasión.

La película le rinde culto a la estética artesanal y analógica. Introduce a Max y lo conduce a erigirse en la única alternativa para hacer justicia en las malas calles.

Mad Max 2: The Road Warrior

Es considerada la mejor película de la primera trilogía de Mad Max y la base argumental de la cuarta película. Ya lo peor pasó y los protagonistas vagan entre escombros, ruinas y desiertos, matándose por las últimas gotas de combustible.

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La ola ochentera del movimiento Punk y gótico influye sobre la puesta en escena de la ficción. Abundan los mohicanos, las ropas rasgadas, los colores retro. La fotografía se decanta por un filtro de tintes polvorientos y muy al estilo western.

Imagen Warner Bros. Pictures

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Su galería de freaks le proporciona un giro de tuerca al segundo episodio. Recordamos al forajido musculoso con la máscara de hierro. A los extraños y curiosos aliados en la cruzada de Max. El niño salvaje con el boomerang. El delgado y divergente “Girocóptero”. El perro de Mel Gibson sigue siendo fiel a su amo.

Se habla de un discutible subtexto gay en el acabado de la pieza. No queda claro si hay una intención homofóbica por detrás. En cualquier caso, lo esbozado en la primera se multiplica por dos: el terror, la desolación, la decadencia y la lucha por la supervivencia.

Mad Max 3: Beyond Thuderdome

Los fanáticos la desprecian y la critican por todo. Según los especialistas, en la tercera, George Miller le vendió el alma al diablo de los conflictos de interés, la especulación y el comercio. Los temas de la banda sonora suenan almibarados y amelcochados. Parecen desentonar con el ritmo lúgubre de la serie. La canción de Tina Turner no termina de gustar, ni de convencer, aunque arrastre a una audiencia tremenda a las salas y se mete en el ranking de Billboard.

No obstante, le rescatamos un puñado de aspectos. La batalla en la cúpula del trueno vale el costo de la entrada. La recreación de la ciudad del trueque es una barbaridad, movida por una fábrica de gas metano. Como en Rebelión en la Granja, los cerdos garantizan la perpetuación de una dictadura asquerosa, gobernada con puño de hierro. Cual David versus Goliat, Max vence al temido gladiador, un gigante con pies de barro y sensibilidad a los sonidos agudos.

Imagen Warner Bros. Pictures

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El panorama se recrudece, a la luz de las secuelas de una remota guerra nuclear. Max es condenado al destierro y regresa como un mesías, adorado y venerado por un grupo de chicos. En el infierno, los grandes y pequeños sueñan con el retorno al paraíso de una tierra prometida. Alrededor impera la incertidumbre, el fatalismo y el desencanto. La esperanza no se perderá. Volverá con mayor furia en la cuarta entrega, un ave fénix hecho con las cenizas de las tres primeras películas, salvando sus obvias diferencias. 

¿Qué piensas de las primeras películas de Mad Max? ¿Ya fuiste a ver Mad Max: Fury Road?

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