Esta semana el capítulo de Glee fue… ¿cómo puedo decirlo? Otro capítulo más de Glee. Esta vez se eligió un tema, en este caso el baile de graduación y se siguió con eso a lo largo de todo el episodio. Ninguna subtrama desubicada, ni fuera de lugar, ningún tema comprometedor, tan sólo el baile de graduación de un grupo de jóvenes de secundaria. No voy a decir que Prom-asaurus fue un gran episodio, tan sólo estuvo bien.
Los chicos de Glee se visten de gala para el baile de graduación

Sin embargo, a pesar de haber tomado la graduación como punto central, el evento fue tratado de forma fugaz. Sin importancia alguna, como algo más que sucede y listo. La temática fue ridícula, no hubo demasiada campaña para la elección de la reina y el rey de graduación, tampoco hubo nada especial entre las parejas. Fue un evento más.
La “dramática” realidad de Rachel
Pero empecemos por el principio. Alguien se acordó que Brittany ( Heather Morris) era la presidenta del consejo estudiantil, y le recordó que no estaba haciendo nada útil, por lo que la graduación de vino de diez. Así fue como llegamos a que la temática elegida para el baile sea: dinosaurios. Acá tengo un problema. A muchos el personaje de Brittany les puede parecer gracioso y demás, pero a mí me exaspera, ya ni siquiera me produce gracia.
Una vez más, Rachel ( Lea Michele) volvió a acaparar gran parte del show. Después de la fracasada audición para NYADA, Rachel vive el momento como si fuera el fin del mundo. No más sueños, no más ambiciones, no seré nadie el día de mañana. Ok, entiendo el punto, entiendo su frustración, e inclusive su enojo. Pero eso no significa que deba arrastrar a todo el mundo a sufrir con ella. Su actitud me parece un poco egoísta. Por si fuera poco, tampoco fue nominada para reina, pero sí lo fueron Finn ( Corey Monteith) y Quinn ( Dianna Agron). Para Rachel eso significó más que nada, y en consecuencia decide organizar un anti-baile de graduación.

La semana anterior dijimos que Michele dio una buena actuación, pero luego volvió a caer en la exageración. En esta ocasión, su interpretación de Big Girls Don’t Cry estuvo bien, pero sus reacciones posteriores demuestraron como a veces la diva se le sube a la cabeza.
En esa misma línea, le tengo que dar crédito a Santana ( Naya Rivera), que con mucha razón le dijo a Rachel todo lo que pensaba, y no se equivocó en nada.A lo largo de esta temporada Santana ha mostrado cierta madurez, y se ve sobre todo reflejada en sus acciones. En que de a poco comienza a aceptarse a sí misa, y poco le importa el qué dirán.
La anti-fiesta de Rachel también tiene otros adeptos. Uno de los requisitos de Brittany era que el gel para cabello no estaba permitido, cosa que obliga a Blaine ( Darren Criss) y Kurt ( Chris Colfer) a sumarse a la “divertida” fiesta de Rachel. Al igual que Puck ( Mark Salling) y Becky. Llegado el momento Rachel comienza a darse cuenta que cometió un error, y que lo más lógico sería que estuviera compartiendo ese momento con sus amigos. Un poco arrepentida, y otro poco por la insistencia de Finn, Rachel su entrada triunfal en el baile.
Los reyes del baile
A la hora de contar los votos para reina y rey de la graduación. Santana y Quinn llegan a un acuerdo. Ambas han tenido sus logros y han dejado su huella por McKingley High, han logrado ser populares (a pesar de participación en el club Glee), y se han abierto grandes oportunidades para el futuro también. Al momento de anunciar a los ganadores, ambas deciden darle la corona a alguien que realmente se lo mereciera, alguien que estuviera atravesando un mal momento. Por supuesto la corona fue a parar a la cabeza de Rachel, y juntó a su prometido se coronaron como la parejita perfecta que planean estar juntos y ser felices por siempre.
Volviendo a la rubia por un momento. Quinn ( Dianna Agron) logró ponerse de pie. Este fue el motivo por el cual Finn la fue a criticar, diciendo que se aprovechó de la bondad de todos, y así dar lástima por el mero hecho de estar en una silla de ruedas. La actitud de Finn en este capítulo me pareció bastante molesta. Quién se cree que es él para ir a darle lecciones de moral a Quinn, a tratarla de hipócrita (que por poco no lo hizo).

Puck dejó al descubierto su lado más sensible y humano, cuando hizo realidad el sueño de Becky ( Lauren Potter). Totalmente excluida de la elección, Becky también tenía el sueño de ser reina del baile, y con lo que hizo Puck, ella fue feliz. Sería bueno ver esta amistad perdurar en el tiempo, y que no se convierta en nada romántico ni nada parecido.
La música del baile, volvió a estar a cargo de New Directions, y aunque un poco cliché, los temas estuvieron bastante bien. Un poco de pop, y un clásico para rematar la noche.
En fin, no mucho más para decir. Hubiera sido bueno que al tema del baile se le hubiera dedicado un poco más de tiempo, pero como siempre la serie apura todo, y los tratamientos son bastante superficiales. Para la semana próxima hay capítulo doble de Glee (dos horas de duración), con los chicos de New Directions compitiendo en las Nacionales. Y en dos semanas, los estudiantes del último año de McKingley High se preparan para decir adiós.






