Hay ciudades que el cine de Hollywood ha convertido en icónicas.
Las luces de la ciudad y el cine: el cambio en el alumbrado público y su efecto en las películas

Ciudades que son como un personaje más, especialmente retratadas por directores que, se nota, sienten cierta fascinación por dicha ciudad.
Nueva York es, obviamente, la ciudad más filmada del cine estadounidense, pero en la otra costa, le disputa protagonismo Los Angeles, una ciudad tal vez menos cinematográfica (no tiene los rascacielos de Manhattan, ni el Central Park ni los brownstones residenciales ni los oscuros callejones) pero con varias marcas reconocibles. Sin ir más lejos, el mismísimo letrero de Hollywood. Pero si hay un director que ha intentado retratar a Los Angeles más allá de estos meros puntos de referencia conocidos, reflejar las entrañas mismas de la ciudad, ese es Michael Mann.
En Heat (1995) la ciudad es el vasto escenario en el que se da el juego del gato y el ratón entre un detective, Al Pacino, y un habilidoso ladrón, Robert De Niro.

En Collateral (2004), que transcurre en una sola noche, Michael Mann cambió la ciudad original del guión (Nueva York, naturalmente) a Los Angeles, inspirado en el fascinante aspecto visual que presenta Los Angeles de noche.
Partiendo de esta película, un informe de No Film School resalta un aspecto un tanto curioso, que tendrá su efecto en el cine: el cambio del alumbrado público hacia las luces LED.
Una nueva ciudad para el cine
140.000 luces de la ciudad de Los Angeles han sido cambiadas, lo que modificará para siempre ese paisaje nocturno que Michael Mann reflejó en Colateral.
El cambio se da por razones económicas y ambientales, áreas en las que las luces LED representan una mejora.
Otras ciudades en el mundo, incluyendo Nueva York, le seguirán.
El viejo alambrado público, con lámparas de vapor de sodio, produce una luz de tono amarillo brillante, que es el color con el que hemos asociado a las ciudades en el cine y el que resalta ante las cámaras.
(Antes)

Con las nuevas luces LED, la noche en la ciudad lucirá en las películas muy diferente a esa imagen que se ha vuelto icónica.
(Después)
Si un cineasta quisiera replicar ese tono amarillento de las calles, podría utilizar técnicas de posproducción, alterando el color mediante herramientas como Photoshop, se podría argumentar.
Sin embargo, en una explicación técnica que ofrece No Film School, las nuevas luces LED, que no son a base de tungsteno, producen un rango espectral incompleto o descontinuo.
En otras palabras, con esa iluminación no es posible recrear colores que no hayan estado ya en la imagen original.
«Cada toma exterior en la noche de Los Angeles que una película haya realizado antes del cambio en el alumbrado» considera la nota, «pasa a ser algo así como un artefacto antropológico, un documento histórico de infraestructura urbana obsoleta».
- Ver también: «5 series ambientadas en Los Ángeles que nos encantan»









