La temporada 2 de Daredevil es *casi* mejor que la primera [reseña sin spoilers]

La primera temporada de Daredevil contó con una ventaja que no tuvo la segunda: el factor sorpresa.

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Nadie sabía, antes del estreno de Daredevil en Netflix, qué esperar de esta nueva versión del superhéroe de Marvel que ya había sido adaptado sin demasiado acierto y sin demasiado éxito en una versión cinematográfica.

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La serie sorprendió con una gran solidez y eficacia, y con un énfasis en el realismo oscuro y callejero, tomando más de géneros como el de las películas de mafiosos, el de las artes marciales y con elementos de drama legal y criminal, antes que de las más tradicionales señas del género de superhéroes.

Es inevitable evaluar ahora la temporada 2 de Daredevil en función de lo que vimos en la primera, y es sólo por este factor que la percepción de estos nuevos 13 episodios puede verse disminuida, ya que no resultan tan sorprendentes y opera además una suerte de exigencia mayor ante lo que ofrece la serie.

Sin embargo, los realizadores de la serie (que cambió de showrunner para esta nueva temporada) no sólo intentaron por impulso natural llevar más lejos los logros y las virtudes de la temporada inicial (más acción, más peleas, más violencia, más giros dramáticos) sino que también apostaron por explorar nuevos terrenos y diferentes tonos. Ambas cosas están logradas con bastante éxito, de ahí la conclusión que lleva el título de esta reseña: aunque la nueva temporada puede sentirse por momentos menos que la anterior, se puede decir que por su ambición y sus resultados es aún mejor.

Las claves de la segunda temporada

Imagen Netflix

Estos dos aspectos de la segunda temporada (la expansión de lo mostrado en la primera y la incursión por nuevos rumbos) están perfectamente canalizados a través de los dos nuevos personajes que eran, desde antes, lo más esperado: The Punisher y Elektra.

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Cada uno de los dos personajes fue protagonista de su propia trama a lo largo de toda la temporada, que corrieron casi siempre paralelas en la serie, con Matt Murdock/ Daredevil como único punto de conexión, y con detalles de sus historias personales, flashbacks y grandes acontecimientos que los tuvieron como protagonistas.

Así, no sólo tuvimos a estos dos nombres bastante conocidos y clásicos de las historias de Daredevil en los cómics, sino que pudimos ver una nueva versión única, original y completa de ellos como personajes, que fueron cobrando profundidad y diferentes dimensiones a medida que avanzaba la temporada, y que no fueron simples arquetipos —el justiciero fascista, la ninja asesina— que hacen avanzar la trama.

Élodie Yung está muy bien como Elektra, pero Jon Bernthal en el papel de The Punisher es memorable: un personaje temible y encantador.

Lo más curioso de la presencia de ellos dos es que por momentos terminan dejando a Matt Murdock como el personaje más aburrido y casi irritante, con su culpa católica y sus dilemas morales.

Evidentemente, Matt es el centro moral de la serie, y su negación a matar es parte esencial del personaje. Todo eso se puede entender desde un punto de vista racional, pero en esta temporada ocasionalmente se siente como un estorbo, un freno para el cruel y sanguinario justiciero y a la implacabale asesina con misteriosas y ocultas intenciones, que siempre van a despertar más fascinación que aquel que desea hacer lo correcto.

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El realismo y lo fantástico

Imagen Netflix

Si Wilson Fisk era la exacerbación de un mafioso urbano, The Punisher es la expresión más cruda y radical de un justiciero en busca de venganza. Aquí, oficia como el eje sobre el que giran los principales conflictos morales de la temporada, y el principal responsable de ese aumento que mencionábamos en la acción y la violencia.

Elektra, mientras tanto, es el personaje que motiva esta exploración de nuevos terrenos, con la serie adentrándose en lo más místico y sobrenatural.

Lo primero termina por ser mucho más atractivo y eficaz que lo segundo.

La historia y la presencia de The Punisher incluye la presencia de diversas pandillas y organizaciones mafiosas, da pie a grandes conflictos entre Matt y sus amigos, nos brinda los mejores momentos de Karen Page y Foggy (sobre todo de Karen), nos lleva a toda la parte que tiene que ver con abogados, juicios y dramas legales, y origina dos de las escenas más espectaculares de toda la serie: una protagonizada por Daredevil (un intento de superar aquella del pasillo de la temporada anterior), y otra por el mismísimo The Punisher, que también ocurre en un pasillo.

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La de Elektra también tiene su encanto: por su habilidad para el combate, su exotismo y su aire enigmático y seductor, y porque origina la inclusión de una antigua y secreta organización de ninjas japoneses, con todo el atractivo que eso significa en las escenas de pelea (incluyendo un nuevo desafío para Daredevil: los ninjas son tan sigilosos que no los escucha).

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Pero esta parte de la historia es también la menos lograda, sobre todo en algunas de las vueltas de tuerca vinculadas al tumultuoso y cambiante romance entre los dos.

Imagen Netflix

Aún así, toda esta trama es en parte necesaria para establecer elementos de la serie próxima Iron Fist (centrada en un superhéroe que domina las artes marciales y es poseedor de una fuerza mística).

Sumada a algunas ocasionales conexiones a Jessica Jones, la temporada 2 de Daredevil es un capítulo más del prometedor y atractivo cimiento para la serie The Defenders que reunirá en Netflix a todos estos superhéroes.

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