La reina del caos en Arrested Development [Crítica 4x10]

En este décimo episodio de la temporada 4 de Arrested Development fInalmente llegamos a conocer qué ha sucedido con Lucille Bluth ( Jessica Walters) desde los hechos retratados al final de la temporada anterior, al mismo tiempo que seguimos rearmando el rompecabezas con los hechos que involucran a los diferentes personajes, cuando sólo restan cinco episodios de la temporada.

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La deuda con la sociedad

Este es sin dudas un episodio muy importante, siendo Lucille una de las piezas fundamentales en la familia Bluth y prácticamente la que domina y manipula a todos, convirtiéndose en algo así como “la villana” de la serie, algo que precisamente se utiliza para hacer algún chiste por parte de los guionistas.

Nos enteramos entonces que Lucille primero quiso hacer pasar su arrebato a bordo del barco como un intento de salvar a su hijo Buster ( Tony Hale) pero luego de que la tensión entre estos dos fuera creciendo, Lucille se quedó sin su “testigo estrella”.

Como habíamos visto a lo largo de los episodios anteriores y como ya podíamos prever, nadie de la familia Bluth asistió al juicio de Lucille y, con Lucille 2 ( Liza Minelli) como única testigo disponible, la jefa de la familia Bluth terminó en la cárcel.

Imagen Netflix

Luego de su paso por allí y de defraudar a las líderes de la familia china con la que intentó hacer negocios, Lucille acepta "fingir" su problema de alcoholismo para ir a la clínica de Lucille Austero en la que Tobias, casualmente, se encuentra trabajando como "Teralista", dándonos el trasfondo de algo que ya se había mostrado en el capítulo anterior.

La rehabilitación

El episodio tuvo algunos muy buenos momentos y Jessica Walters realmente se luce en gran parte del mismo, pero no parece estar a la altura (en cuanto a la historia propia, los logros humorísticos o su aporte a la historia global) de algunos de los mejores episodios que tuvimos antes, ni siquiera cuando se centra en el que es probablemente el personaje más importante en el lío que atraviesa la familia Bluth.

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De todas maneras, algunos de esos grandes momentos que sí tuvo el episodio se pueden contar como puntos altos de toda la serie: principalmente algunos de los momentos entre Lucille y Tobias en los que la discusión sobre el musical de los cuatro fantásticos es malinterpretada por Lucille y termina funcionando como una terapia exitosa (probablemente la primera de Tobias, aunque involuntaria). Esto nos da ciertos acercamientos a Lucille que nunca antes habíamos visto.

Por lo demás, volvemos a los lugares y los tópicos que ya son recurrentes de la temporada: la construcción del muro en la frontera, los intercambios de favores entre miembros de la familia, la firma para los derechos de la película, el musical, el “Cinco de Cuatro”, y todas estas cosas ya resultan muy familiares y bastante más interesantes que en los primeros episodios de la temporada.

El título del episodio es Queen B. (“Reina B”) y hace referencia a la líder de la familia Bluth, pero también, por su pronunciación en inglés, a la “Abeja Reina” -que es la forma de designar a una mujer que lidera un grupo de personas- y al insulto que otra prisionera utiliza para referirse a Lucille (“The ‘B’ word”=Bitch).

Evidentemente, Lucille es todo esto y es uno de los personajes más fascinantes de Arrested Development, aunque a este capítulo centrado en ella (y que será el único de la temporada) quizás le haya faltado algo de resonancia para hacerle justicia.

Puntaje: 7.

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