Interstellar: aún hay esperanza [Crítica]

La última película de Christopher Nolan llegaba bajo un secretismo necesario y la curiosidad de saber qué nos depararía la nueva obra del realizador de películas como Origen y la impecable trilogía de El Caballero Oscuro. ¿El resultado? Un nuevo salto en la historia del cine y una demostración de que, tal y como se demuestra en la película, aún hay esperanza en la industria, si bien hay que agradecerle mucho al maestro Kubrick.

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Pasemos, despeguemos y crucemos los horizontes con esta crítica de Interstellar.

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Polvo de estrellas

Polvo, mucho polvo. Así transcurre el utópico destino de una Tierra en el que los cultivadores deben impulsar las cosechas de maíz como único modo de sobrevivir en un planeta cansado y sin recursos. El protagonista, Cooper ( Matthew McConaughey) es un antiguo piloto retirado a cultivador que vive con sus dos hijos, Murph y Tom, y su suegro Donald en una granja.

Tras un accidental descubrimiento de su hija Murph, Cooper desvela las coordenadas de una secuencia binaria que le conduce hasta las antiguas instalaciones de la NASA, donde el Profesor Brand ( Michael Caine) convence a Cooper para alistarse en la misión Lazarus, la cual pretende encontrar vida en tres planetas descubiertos en un nuevo sistema solar cuyo único acceso puede llevarse a cabo... atravesando un agujero de gusano. En tal aventura le acompañará la hija de Brand, Amelia ( Anne Hathaway).

Esta es la premisa de la última película de Christopher Nolan, quien impulsó su realización a partir del rechazo de Steven Spielberg, un guión escrito por su hermano Jonathan Nolan y las teorías del científico Kip Torne respecto a la relatividad y la física cuántica. El proyecto se antojaba, cuanto menos, interesante, y un claro candidato a éxito del otoño visto el tirón de las últimas cintas de Nolan o los nuevos caminos comerciales abiertos por Gravity el año pasado.

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Sin embargo, Interstellar no sólo convierte Gravity en algo mucho más pequeño de lo que nos pareció en su momento, sino que plantea una historia cuyas teorías y planteamientos científicos son expuestos de forma concisa y clara para los espectadores, seguido de una trama que no se anda con rodeos y que explota en numerosos acontecimientos que reservaremos para el siguiente apartado. 

2014: Una Odisea en el Espacio

Atención spoilers

Christopher Nolan declaró recientemente que " habían copiado varios aspectos de la famosa cinta de Kubrick, 2001" y, aunque a nosotros Interstellar nos sigue pareciendo igual de original, la influencia del mago de la ciencia ficción está presente en la cinta: esa banda sonora con órganos que tanto recuerdan a 2001, elementos futuristas tales como los robots CASE y TARS, la nave Endurance o planos que quitan el aliento.

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Visual y argumentalmente, Interstellar nos transporta más allá, nos hace cruzar horizontes a los que el cine anteriormente no se había atrevido y nos presenta un mundo donde caben mil aventuras, nada más y nada menos que tres planetas anclados en un sistema solar y que componen una particular lotería para la supervivencia de la raza humana. No falta la épica (esas olas del planeta Miller), las sorpresas (personaje de Matt Damon) el mero entretenimiento y, especialmente, mucho sentimiento. 

Y es que, tal y como pregona la película mediante las palabras de una enorme Anne Hathaway el amor es una fuerza que trasciende las leyes del tiempo y el espacio (dos conceptos que alcanzan un protagonismo in crescendo durante la segunda mitad del metraje), que parece proceder de una dimensión superior y une a personas a pesar de encontrarse a miles de kilómetros de distancia (enorme Jessica Chastain, uno de los personajes clave de la cinta)

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Nolan sabe combinar todos los ingredientes necesarios en una película que comulga a la perfección la ciencia (que no ciencia ficción), el drama y su carácter de cinta mainstream. Eso sí, le hubiéramos agradecido unos minutos de más para explicarnos de mejor forma el origen de ese futuro en el que, siempre, prevalece la esperanza.

Imagen Paramount Pictures

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Interstellar de Christopher Nolan resucita la mejor ciencia "ficción" trasladándola a mundos que nunca antes habíamos visto en una pantalla de cine de un modo tan realista y, ante todo, emocional. 169 minutos de buen cine, grandes interpretaciones y una trama que no pierde el tiempo. ¡Gracias Nolan! Hablaremos en los próximos Oscar.

¿Tu también has visto Interstellar? ¿Qué te ha parecido?