No toda la animación es exclusiva para niños. A través de ella también pueden contarse historias de contenido profundo, imaginativo y surrealista que dejan a los adultos llenos de preguntas y de horas y horas de análisis por venir.
¿Filetes que bailan y hombres cabeza de gallina? Si este director no te vuela la cabeza, el mundo está perdido

En esta área, Jan Švankmajer es un verdadero genio y pionero, con un trabajo oscuro, diferente y expresivo que ha inspirado a Tim Burton, los hermanos Quay y Terry Gilliam, por solo nombrar a las figuras más famosas.

¿De dónde viene la inspiración de este cineasta fuera de lo común? ¿Qué busca decirnos a través de sus imágenes en stop motion? Conozcamos un poco de su historia e ideas y quizás podamos comprender su trabajo.
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Los títeres que salvaron al niño introvertido

Nacido en Praga y de nacionalidad checa, Jan Švankmajer creció en el seno una familia teatral. A nadie le sorprendió que se inscribiera en la Universidad de Artes Aplicadas de Praga y después en la Academia de Praga de las Artes Escénicas, en el Departamento de Títeres, por los cuales mostró gran pasión desde niño.
De hecho, de alguna manera las figuras hiladas fueron sus únicos compañeros en una infancia plagada por la introversión. Cuando sus padres le regalaron un teatro de marionetas supo que podía expresar lo que sentía a través de ellas:
«El pequeño teatro se convirtió en una vía de escape, una forma de ajustar cuentas con los adultos y expresar las cosas que no podía decirles. Esto desarrolló mucho mi imaginación […] Podría decir que nunca he cerrado la puerta de mi niñez».
Y vaya si lo hizo. En 1958 colaboró con Emil Radok en el filme Doktor Faust y para 1964 ya había filmado su primera película, El último truco.
El surrealista con un manojo de cartas

Encerrar a Švankmajer en un sustantivo no es sencillo. Al lado de su nombre se leen las palabras escultor, artista gráfico, diseñador, marionetista, coleccionista de rarezas, filósofo y poeta, aunque probablemente esta última es la que define su vida. Para él, todo lo que hace es poesía: «Ten siempre presente que la poesía es solo una. La antítesis de la poesía es la especialización profesional».
Tiene una mirada oscura, influenciada por las obras de Edgar Allan Poe, Lewis Carroll, Franz Kafka, Francisco de Goya y la leyenda del doctor Fausto. Con ella ha desarrollado su trabajo, marcado por el humor negro, el erotismo, el juego entre la realidad y la fantasía, los objetos de uso cotidiano y la libertad: «Lo que hago es crear distintas variaciones de historias que giran sobre los mismos temas».
Su obra es profundamente surrealista, escatológica, absurda y subversiva, como cree que deberían ser todas. Es por eso que es un reconocido detractor de Disney, productora a la que califica como «pervertidora de la imaginación infantil».
«En general, la literatura o el cine para niños en una gran mentira comercial. El arte para los niños existe para obligarlos a desear o querer algo que les es completamente ajeno. Los niños son crueles y lo que más les gusta es cualquier cosa que los haga rebelarse».
Las esenciales del antipremios

En 2001, la Academia de Cine y Televisión Checa le otorgó el premio de película del año a la suya: Otesánek, algo que no precisamente lo llenó de emoción, pues considera que los galardones forman parte de un momento y prefiere las distinciones en el tiempo.
Švankmajer combina en sus obras el stop motion con el rodaje en imagen real, mezclando a figuras inanimadas con las humanas, sin sentir distinción alguna entre ellas.
Conocer su trabajo es ver Dimensions of Dialogue (1982), Little Otik (2000), Conspirators of Pleasure (1996), Flora (1989), Alice (1987), Jabberwocky (1971), Punch and Judy (1966), Byt (1968), Food (1992) y Darkness/Light/Darkness (1989).
Y créeme: cuando las veas, te explotará la cabeza.
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