Esta semana Glee tuvo algunos momentos un tanto emotivos, pero lo curioso es que, más allá de las situaciones que vimos desarrollarse, fueron las actuaciones las que más jugaron a favor. Especialmente las de Lea Michelle y Dot Marie Jones, que aportaron bastante emotividad a sus personajes que se vieron envueltos en dos temas preponderantes: el fracaso y la violencia doméstica.
El futuro de Rachel se cae a pedazos en Glee

No es broma
Las temáticas estuvieron claras, algunas actuaciones resaltaron, las canciones estuvieron bien, pero una vez más (y ya me estoy cansando de decir siempre lo mismo) esa tendencia del show a desviarse por completo de la trama. Se acerca la graduación, está claro, entendido y demás, pero de dónde salió lo de la violencia. ¿Era necesario traer el tema a colación (la violencia de género no es un tema menor) para “revivir” a un personaje?
Tras el chiste que hizo Santana ( Naya Rivera) acerca del ojo morado de la Coach Beiste, rápidamente Roz y Sue ( Jane Lynch) se pusieron firmes y dispuestas a dar una lección a las chicas. Las Trouble Tones no captaron de inmediato la lección, aunque dieron un buen cover de Cell Block Tango. Seguida de esta escena nos enteramos que Beiste había sido golpeada por Cooter, su esposo.
No es que le vea algo malo a este tema, pero el tratamiento que se le dio me pareció un poco superficial. El contexto tampoco se presta para tocarlo en profundidad, sin embargo, pienso que los guionistas podrían haber apuntado a otro lado. Ya son reiteradas las ocasiones en las que esto ha sucedido, lo vimos con lo del suicidio, la homosexualidad, y varios temas más. Y me parece que cada vez más se da esa creencia de “somos Glee, los adolescentes nos consumen y podemos hacer lo que queramos”. Justamente porque la mayor parte de la audiencia son jóvenes, hay que ser muy cuidadosos en cómo se tratan ciertos temas.

Para culminar (e intentar rescatar lo más positivo del show), Tina, Mercedes, Santana y Brittany ofrecieron sus disculpas a la Couch, y dieron por aprendida la lección, con una muy buena versión de Shake it out de Florence + the Machine.
La audición
Tenía ciertas expectativas con respecto a las audiciones de Kurt y Rachel, y la verdad es que no me decepcionaron tanto. En esta ocasión hubo nueva invitada. La ganadora del Oscar, Whoopi Goldberg se puso en la piel de la intimidante leyenda de Broadway, Carmen Thibodeaux.
Luego de meses de ensayo Kurt ( Chris Colfer) decidió correr el riesgo de último momento y dejar de lado Music of the Night del Fantasma de la Ópera, para hacer su propia interpretación de Not the Boy Next Door. Elección que lo dejó con un pie adentro de NYADA, pero Rachel ( Lea Michelle) no tuvo la misma suerte.
En esta ocasión, la excesiva confianza y los nervios, traicionaron a la “estrella” de la forma más cruel, olvidándose la letra… dos veces. Por supuesto que esto no significa el fin de los sueños de Rachel, todo lo contrario. Pero sí fue una bajada a tierra un poco brusca.
Es notorio que Michelle es una actriz salida de Broadway, y creo que su forma de actuar y de interpretar las canciones lo dice todo. Si bien toda la puesta en escena desde su fatal audición fue puro drama, y desde mi punto de vista, Michelle tiende a exagerar bastante sus actuaciones. Pero en realidad me sorprendió su performance durante la audición, en especial en el segundo intento cuando vuelve a quedarse muda e instantáneamente sus ojos se llenan de lágrimas. Por un momento le creí.

Los problemas de Puck ( Mark Salling) para aprobar su examen de geografía europea también dominó gran parte del programa. En un fallido intento por seducir a la maestra, Puck decidió que lo mejor era renunciar a todo y mandar la escuela “al diablo” como bien dirían estos chicos. Pero una visita de su ausente padre, en busca de dinero, lo hizo reflexionar y darse cuenta de que lo mejor iba a ser terminar la escuela y graduarse.
Bajo un rol un tanto paternal, los chicos de New Directions dieron lo mejor de sí, y ayudaron a Puck a estudiar para el examen, e inclusive, inventaron una canción. Sin embargo, a pesar del esfuerzo, el examen regresó a manos de Puck con una gran “F” roja.
Volvamos al punto de todo esto. Entiendo el esfuerzo de Glee por intentar contemplar las problemáticas a las cuales los jóvenes se enfrentan día a día, y demás, pero eso está bien en la medida en que se comprometan con la temática y le den un tratamiento a fondo y un poco más serio.
Fue claro que en Choke se privilegió la historia de Beiste por sobre todo, relegando las audiciones a un segundo plano y ni hablar lo que hicieron con Puck. El fracaso fue evidente en las tres historias, pero no comparables entre sí, no hay un punto de cohesión allí. En fin, como sea, en el próximo episodio se viene el baile de graduación, y por ende, más drama para los chicos de McKingley High.






