World War Z inaugura un nuevo género, la película de zombies apta para todo público. Sin ser esto algo malo (ni bueno), es notable como la corrección política de algunas estrellas de Hollywood ( Brad Pitt en este caso, cerebro y absoluto protagonista del proyecto) ponen en el centro de la opinión pública historias marginales. Porque si el cine tenía un hermano deforme, oculto en el armario de las producciones clase B, eran las películas de zombies. Al menos hasta la llegada de Brad y su World War Z.
Crítica: World War Z de Marc Forster


Una película épica
La historia del backstage de esta película es harto conocida. Resumiendo: World War Z es el primer blockbuster de Plan B, la productora de Brad Pitt, quien no congenió con Marc Forster, el director y la producción se atrasó debido a los problemas que atraen filmar en lugares exóticos. Literalmente se estaba refilmando el final a principios de año, incluso hay quienes aseguran que el propio Pitt dirigió esas escenas.
Es entendible que hayan surgido conflictos. Es una historia épica, al menos en su primer tramo y toda una apuesta para una estrella que podría haber preferido seguir con su rutina, antes que asumir este desafío.

Brad vs. Zombies
La historia pergeñada originalmente por Max Brooks (hijo del legendario Mel) narra la búsqueda de Gerry Lane del paciente 0, el causante de la infección que ya pasó por su momento álgido. Durante la investigación se pinta un fresco de nuestra realidad, con primeros y terceros mundos, democracias, dictaduras, hambrunas, pero también esperanza y amor. El factor zombie es sólo un disparador para narrar una fábula sobre la condición humana durante el siglo XXI.
Pitt, enamorado del mensaje y obsesionado con hacer una película que sus hijos puedan ver, tomó la base del libro y construyó algo absolutamente distinto y, en cierta medida, con un espíritu opuesto.
En la cinta Gerry ( Brad Pitt) es sorprendido por la epidemia junto a su familia. Una vez a salvo, es obligado a abandonar a su esposa (la gran Mireille Enos) y sus hijas en pos de investigar el azote. Ahora no es un recolector de datos, sino un aventurero a lo Indiana Jones. Salta, combate, ayuda, sobrevive y resuelve el misterio él solo, muy por el contrario al Gerry que escucha lo que le sucedía al otro cuando el mundo se derrumbó. Hay un desarrollo claramente personalista del protagonista en contra del espíritu comunitario del relato original.

Incluso es polémico el uso de los estereotipos. Los rubios saludables son las víctimas empáticas, los latinos son serviciales y algo inocentes (por no decir ignorantes), los israelitas paranoicos e indefectiblemente ligados a campos de concentración. Poca humanidad hay en personajes tan vacíos y planos.
Cabe destacar que el ritmo dramático de la aventura está muy bien ejecutado. Aparte de la famosa avalancha de zombies, hay secuencias interesantes. Incluso algún homenaje con bicicletas a Un condenado a muerte se ha escapado, obra maestra de Robert Bresson. Sin embargo, en algún momento algo deja de funcionar. Durante la primera mitad se insiste en la peligrosidad de dejar a la familia de Gerry fuera del barco donde se refugian. Cuando esto ocurre, no son mencionados hasta la escena final, cuando se reencuentran perfectamente a salvo.
Aparentemente, en el primer final la mujer de Gerry mantenía una relación con el personaje de Matthew Fox ( prácticamente recortado) a cambio de protección, mientras Gerry estaba aislado en Rusia. Como esta línea argumental no prosperó, se escogió la apresurada resolución ejecutada.

World War Z es una buena historia de aventuras. Pero aquellos que deseen ver zombies comiendo tripas, alguna crítica social inteligente o algo fuera de lo reglamentario, definitivamente esta no es su película.









