Crítica de Mad Men Temporada 4: Arriba es Abajo y Blanco es Negro

La cuarta temporada de Mad Men concluyó con una sorpresa espectacular y muchos más cambios de los que podríamos haber anticipado en 40 y tantos minutos. No voy a arruinarles la sorpresa a quienes no hayan visto el capítulo pero les aseguró que no se la verán venir y que probablemente les encante o lo detesten, sin términos medios.

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Personalmente disfrute mucho el capítulo, ya que a pesar de que en apariencia contaba una historia, bajo la superficie se ocultaba otra que requiere un poco más de atención para poder captarla adecuadamente (pero Mad Men nos ha acostumbrado a eso hace rato, así que no debería extrañarles).

El viaje, tanto metafórico como físico para Don fue uno complicado en esta temporada, ya que lo vio dejar su matrimonio y su compañía, para aventurarse en territorio desconocido. Esos pasos probaron ser difíciles al comienzo, pero poco a poco Draper comenzó a demostrar porque es un sobreviviente y a salir a flote.

La evolución de muchos de los personajes fue notable, y aunque varios de ellos tuvieron menos tiempo en cámara, los escritores se esforzaron por mostrar como sus historias continuaban, ya fuese de forma directa o por indicaciones más sutiles.

El resultado fue otra temporada espléndida para Mad Men, que dejó el terreno muy bien preparado para un quinto año que espero siga siendo la mejor serie de televisión que he visto jamás.