Better Call Saul: Uno [Reseña 1x01]

El entrañable abogado que conocimos en Breaking Bad, y que aprendimos a querer gracias a sus notorias habilidades para moverse en el mundo criminal de Albuquerque y no solo salir bien parado sino ganarse la vida de ese modo, tiene su propia serie, y eso ya es algo bueno.

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Mucho más después de ver el primer episodio de Better Call Saul, que resulta bastante auspicioso y arroja por tierra cualquier indicio de lo que muchos temíamos: que arruinara todo lo hecho por Breaking Bad.

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El fracaso de Saul

El primer episodio de Better Call Saul, titulado “Uno” (así, en español), comienza con un recurso típicamente breakingbadiano (si se me permite el término): un flashforward en blanco y negro que nos muestra una escena del presente de Saul Goodman, es decir, de cómo es su vida después de los acontecimientos que observamos en Breaking Bad.

Imagen AMC Networks

En la actualidad, un Saul Goodman de bigotes trabaja como empleado en un local de comidas de un centro comercial, paranoico de que alguien pueda reconocerlo.

Es una escena muy triste que pinta al personaje como solitario y patético, mucho más cuando pone videos con sus propios comerciales de Better Call Saul, rememorando esas épocas de gloria. El flashforward funciona a la vez como prólogo de la serie –que luego volverá en el tiempo al año 2002, 6 años antes de que Saul conociera a Walt y a Jesse, para ir desenvolviendo poco a poco la trama que nos llevará hasta el Saul Goodman que conocimos– y como epílogo del recorrido del personaje.

La destreza técnica y la creatividad visual que caracterizó a Breaking Bad está presente en este primer episodio, notoriamente en esta primera secuencia, filmada toda en blanco y negro, excepto cuando Saul mira sus propios comerciales y en lugar de mostrar la TV se nos muestra su propio rostro, mirándolos con tristeza y añoranza, y el reflejo en sus lentes es lo único que aparece en color de la imagen. 

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De Walter White a Saul Goodman

Después de este viaje inicial al futuro, el episodio se dedica a ubicarnos en las circunstancias presentes de Jimmy McGill.

Lo vemos como un hombre ambicioso y decidido, con cierto carisma y ya con muchas de las características que luego serían distintivas del avispado personaje. Aunque todavía no tiene demasiada confianza y ensaya todos sus discursos cuando está solo, incluso cuando se trata de casos insignificantes como defender a tres adolescentes que irrumpieron en una morgue para cortar la cabeza de un cadáver y tener sexo con ella (algo que ya sienta el tono de humor oscuro que atravesará la serie).

Imagen AMC Networks

Pero si hay algo que lo diferencia realmente con el Saul que vimos en Breaking Bad, es que Jimmy McGill es un verdadero perdedor; un loser. Tiene una oficina horrible y destartalada (al igual que su automóvil) ubicada en el fondo de un salón de belleza asiático, se hace pasar por su propia secretaria (que naturalmente no tiene), se reúne con sus potenciales clientes en un café... estos, evidentemente, optarán por la firma de abogados más grande y prestigiosa.

Esta firma tiene un papel central ya que es la firma donde trabajaba su hermano (tiene su propio apellido en el nombre, una de las razones por las que Jimmy deberá cambiarse el suyo), que ahora está tomándose un “año sabático”. Todo lo que involucra su alejamiento de la firma, el interés de Jimmy en que su hermano se retire definitivamente y cobre el despido, son elementos que no quedan del todo aclarados y que se retomarán en los próximos episodios.

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La conexión con Breaking Bad puede llegar a ser incluso más profunda, ya que en Jimmy McGill tenemos un personaje que en el primer episodio se ve superado por las circunstancias y debe apelar a medidas extremas para tratar de revertir la situación y solucionar sus problemas, lo que lo embarcará en un camino que lo cambiará a él y afectará a todos en su entorno.

Saul Goodman será a Jimmy McGill en cierto modo lo que Heisenberg fue para Walter White.

Imagen AMC Networks

Si bien lo de Jimmy McGill no es un quiebre tan trágico y repentino como el diagnóstico de un cáncer terminal, en este episodio sí lo vemos como un hombre que ha llegado al límite de su paciencia y decide poner manos a la obra. Better Call Saul, además, centrada en un abogado criminal (digo, de criminales) de dudosos escrúpulos, tiene todo el potencial para profundizar en dilemas morales y éticos, tal como lo hizo Breaking Bad.

El episodio terminó con una grata sorpresa para los fanáticos de Breaking Bad (más allá de la breve pero genial aparición de Mike), un guiño agradable e inesperado que los creadores se habían guardado bajo la manga.

Con este primer episodio, Vince Gilligan y el productor Peter Gould, creador del personaje Saul Goodman, parecen haber encontrado el equilibrio justo entre explotar los beneficios que brinda tener una serie que transcurre en el mismo universo de Breaking Bad (y ser ellos mismos los responsables de dicho universo) y darle al spin-off un toque que permite experimentarla como algo nuevo y esencialmente diferente, aunque con algunos vínculos temáticos y estructurales más que prometedores.

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Puntaje: 8/10.

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