Este noveno episodio de Better Call Saul es el penúltimo de la primera temporada, pero bien podría haber sido el season finale, ya que tuvo el mayor giro argumental en lo que va de la serie, pateando el esquema de héroes y villanos que había construido hasta ahora, y tuvo un final abierto que puede disparar la trama en múltiples direcciones.
Better Call Saul: "Pimento" [Reseña 1x09]

Presumiblemente, el próximo episodio será más sobre establecer las coordenadas para la nueva temporada, antes que un cierre definitivo a lo que hemos visto hasta ahora.
Un nuevo villano
La ingeniosa estrategia de los creadores de Better Call Saul fue levemente engañosa (en el buen sentido), permitiéndonos conocer y empatizar con un personaje (Chuck) aunque ocultando cierta información clave sobre él, para revelarla súbitamente en este episodio, en una escena descorazonadora.
La presencia de Chuck, con su enfermedad a cuestas y todas esas excentricidades que Jimmy aceptaba a pesar de saber que era todo una ficción en el trastornado cerebro de su hermano, era uno de los aspectos que hacía de Jimmy un personaje con el cual empatizar, y de la relación entre ambos de uno de los aspectos más entrañables de la serie.

Lo que sabíamos de Chuck hasta ahora era que:
- Es un hombre dispuesto a ayudar a su hermano en circunstancias difíciles y buscar lo mejor para él. Fue el responsable de que Jimmy abandonara sus malos hábitos y sus andanzas de timador, y se propusiera ganarse la vida dignamente, al menos comenzando desde abajo como repartidor de correo en una gran firma de abogados, trabajo que consiguió precisamente gracias a su hermano.
- Es un abogado brillante, prestigioso, respetado y querido por todos sus colegas.
- Es alguien que sufre una horrible enfermedad mental que lo ha alejado de su trabajo y prácticamente de toda actividad sana y saludable.
Por todo esto, el principal sentimiento que despertaba Chuck era compasión. Era realmente triste ver una persona tan brillante y bondadosa, con el proverbial aspecto del «viejito-bueno-y-simpático», caída en desgracia. Y todos nos alegramos cuando comenzó a dar muestras de estar superando su enfermedad, sobre todo por ese vínculo con Jimmy, cada vez más fuerte y ahora incluso potenciado por necesidades profesionales.
Pero lo que no sabíamos era la verdadera naturaleza de Chuck.
Eso fue lo que hasta ahora estaba oculto, debajo de algunos hechos puntuales de su pasado y de su enfermedad en el presente.
De hecho, su enfermedad tal vez se vincule a rasgos de su personalidad que hasta ahora no conocíamos pero que a la luz de los hechos más recientes podemos suponer.
Podemos sospechar, por ejemplo, gracias a una noción más o menos generalizada, que para moverse en el mundo corporativo en el que se mueve Chuck McGill, plagado de hipócritas y gente sedienta de éxito a cualquier precio, hasta llegar a tener su propio nombre en una enorme firma, no se puede ser precisamente la persona más decente y bondadosa del mundo. Que en ese mismo mundo los límites morales están difuminados y que los escrúpulos no son la cosa más frecuente.

Podemos sospechar también, viendo bajo esta nueva perspectiva todo lo que vimos antes de Chuck y su relación con Jimmy, que es de esas personas que se toman a sí mismos demasiado seriamente; un ególatra que, alentado por todo su entorno, alimenta su sed de poder y de control constantemente; entre otras cosas, ocupándose de los problemas de su hermano menor, como quien hace caridad con los necesitados. Pero siempre ubicando a Jimmy un nivel por debajo.
Cuando Jimmy tiene la posibilidad de igualarse con él, Chuck ya no piensa en apoyar a su hermano, sino en salvaguardar ese mundo al que considera que él pertenece por derecho propio y Jimmy no, tal vez bajo la creencia de que está bien ascender profesionalmente dentro del ámbito del corporativismo, con sus estructuras y jerarquías de jefes y empleados, por más inmoral que sea, y no apelando a otros métodos poco convencionales como lo hace Jimmy.
A diferencia de Jimmy, los métodos profesionales de Chuck son intachables. Para Chuck la ley es sagrada, y su profesión, intocable.
Pero como dejó en claro el sabio Mike en este mismo episodio (que, implacable y grandioso como siempre, ya merece su propio spin-off), lo moral y lo ético no depende de la ley. Ser criminal es simplemente un término legal. Jimmy se mueve habitualmente (y lo seguirá haciendo como sabemos) en ese terreno de lo criminal, muchas veces adentrándose de lleno en él, y Chuck no. Pero ahora todos sabemos quién es el bueno y quién el malo.
Puntaje: 7.5/10.
Ver también: Better Call Saul: "RICO" [Reseña 1x08]









