Better Call Saul: "Bingo" [Reseña 1x07]

Las cosas iban demasiado bien para Jimmy McGill durante gran parte de este episodio de Better Call Saul en el que, precisamente, siguiendo su título, parecía que iba tachando números en su cartón hasta sacarse el bingo, pero después resultó que el premio no era realmente el que él quería, así como a la anciana de los gatos le tocó de premio un inútil cuaderno.

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Por un lado, todo sigue prosperando con Mike en el camino que los llevará a ser colaboradores regulares, y también Chuck va mejorando, intentando superar su “electrosensibilidad” y hasta volviendo poco a poco a involucrarse con su trabajo, gracias al truquito de Jimmy.

Por otro, Jimmy planea mudarse a una enorme oficina en un piso 8, con grandes ventanales y hermosa vista, y vuelven los “superlocos” Kettleman a la acción, ahora para buscar desesperados la ayuda del abogado que antes rechazaron. 

Optimista bien informado

Sin embargo, en la intrincada concatenación de causas y efectos las cosas nunca son tan simples ni lineales, así que estos hechos en principios muy auspiciosos para Jimmy al final no lo serán tanto y serán relativizados o contraproducentes.

Principalmente por una razón: Kim.

Imagen AMC Networks

El episodio da inicio con uno de esos acostumbrados trucos visuales de Vince Gilligan y compañía, en el que vemos un tablero con los rostros de los criminales buscados por la policía de Albuquerque e inmediatamente después el rostro de Jimmy McGill en primer plano, al igual que el de los criminales, sugiriendo tal vez la inclinación cada vez más insistente del abogado a apelar a “métodos poco convencionales” y alejados de la ley.

Un poco obligado por las circunstancias, cabe decirlo.

El asunto de Mike y los detectives de Philadelphia quedó saldado no sin dejarnos algunos momentos bastante graciosos en torno a la libreta que Mike arrebató a uno de ellos, incluyendo el argumento de Jimmy: “¿Pennsylvania puede extraditar personas por devolver objetos perdidos? ¡Wow! Esa sí que es una legislación osada”.

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Lo de Chuck y su mejora probablemente haya que tomarlo con pinzas. En una serie como Better Call Saul, basada en un personaje de naturaleza jocosa y alegre pero que se adentra ocasionalmente en terrenos más oscuros y tristes, el optimismo nunca es del todo aconsejable.

Imagen AMC Networks

El propio Jimmy fue víctima de este optimismo, cuando pensó que sería posible hacerse socio de Kim y compartir su flamante oficina. Su negativa fue un duro golpe para su ilusión, como si hubiera caído desde un octavo piso.

Hacer lo correcto

Finalmente, tenemos el regreso de los Kettleman, tan osados y ridículos como siempre, conducidos por ella, que sigue insistiendo en la inocencia de su esposo, lo que genera una mezcla de risa, indignación y vergüenza ajena. Y pena por el Sr. Kettleman.

La obstinación de la Sra. Kettleman termina por llevarlos nuevamente a Jimmy, con la mala suerte para ellos de que Jimmy ahora se propone “hacer lo correcto”, que consiste en planear un elaborado robo de un millón y medio de dólares escondidos en una casa. Aunque por una buena razón: para devolverlos y para hacerle un enorme favor a Kim. Lo que significa también renunciar a sus 30 mil dólares.

Imagen AMC Networks

Esto marcará el comienzo de la fructífera colaboración de Jimmy con Mike (“Gracias por no irte a las Bahamas con esto”) y le da al episodio la parte más ingeniosa y atractiva de la trama, en la que nos preguntamos cuál será el plan pergeñado en una secuencia salida de una película de robos como Ocean's Eleven pero ahora los Eleven es sólo uno: el gran Mike. 

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La relación entre Jimmy y Kim es de las cosas más interesantes de Better Call Saul, la que le da a Jimmy sobre todo otra dimensión más humana, y esto sigue probando ser cada vez más relevante para el personaje.

Todo lo que hace en este episodio es altruista y comienza a ganar dignidad, lo que hace pensar que realmente no se merecía el triste final que vimos en el flashforward que abrió la serie (aunque eventualmente éste puede tener un giro) y poner bajo una perspectiva aún más trágica y nociva las acciones de Walter White, que destruyó a todo y a todos los que lo rodeaban.

Jimmy McGill salvó el pellejo de la persona que se negó a ser su socia, benefició a la gran firma de abogados que odia y obligó a los insufribles Kettleman a renunciar a su dinero y asumir su culpa, pero al final, sigue siendo nada más que un “abogado de ancianos” medio fracasado, sin oficina ni secretaria.

Puntaje: 8.5/10

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