9 momentos míticos de Disney que marcaron la historia del cine animado

¿Quién no ha crecido con Disney o ha tenido algún contacto con alguno de sus clásicos? Uno de los estudios más poderosos de la actualidad, nacido de la mente de un visionario que dibujó a un ratón en el garaje de su casa y al que llamaría Mickey, debería echar la vista atrás para recordar los momentos de magia que muchas generaciones conservan en sus corazones a la hora de retomar proyectos.

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He aquí un recopilatorio de los momentos más míticos de Disney.

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1937: Blancanieves y los 7 Enanitos

La primera película de animación, estrenada en 1937, es en sí misma mítica, precursora de la larga trayectoria de Disney.

La primera princesa de la factoría era Blancanieves, hijastra de una perversa reina que  termina recluida en la casa de 7 hombrecitos mineros que la intentan proteger de su malvada verduga, quien adopta la forma de una bruja que reparte manzanas envenenadas.

Nunca nadie pensó que unos dibujos animados pudiesen transmitir tanta simpatía, emoción e incluso suspense, como el fatídico momento en el que la risueña Blancanieves muerde la manzana.

1940: Fantasia

En 1940, mientras el mundo se batía en una Guerra Mundial, Disney estrenaba este experimento abstracto y poético, incomprendido por uno, adorado por otros.

Esta sucesión de cortos aderezados con música clásica regalaba al espectador mil formas, desde la Antigua Grecia hasta hipopótamos bailarines, la historia de los dinosaurios o el demonio de Monte Pelado. Pero posiblemente, el más inmortal fuese “El Aprendiz de Brujo”, segmento en el que Mickey renegaba de su mentor para hacer bailar a un ejército de escobas, portando uno de los gorros más icónicos del cine.

1950: Cenicienta

En 1950, la adaptación del famoso cuento de los Hermanos Grimm salvó a Disney de la bancarrota. Había una nueva princesa, carismática, sumisa de una madrastra despiadada y cuyas ilusiones por asistir al baile del príncipe quedaban arruinadas, hasta que apareció su Hada Madrina. El momento que inspiró a miles de niñas era de gran belleza, la transformación de la mujer harapienta en una princesa majestuosa, a lo que siguió el famoso Bidibibadibibum que convertía calabazas en carrozas. Todo un clásico.

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1959: La Bella Durmiente

En el club de princesas Disney no podía falta Aurora, hija de reyes y custodiada por 3 hadas madrinas que la protegían de la maldición de la malvada Maléfica, quien finalmente conseguía sumirla en un sueño eterno tras pincharse con una rueca, esperando el beso del príncipe que la devolviese a la vida, uno de sus mejores momentos.

Uno de los iconos de Disney, estrenado en 1959, no sólo sirvió para inspirar el castillo de sus parques temáticos, sino para dejar una herencia aún viva gracias a homenajes como Maleficent, interpretada por Angelina Jolie.

1967: El Libro de la Selva

El última gran clásico de la primera edad dorada de Disney se gestó durante la muerte del tío Walt en 1967, rescatando la esencia del mentor antes de sumirse en los años perdidos hasta la creación de La Sirenita.

La adaptación del libro de Rudyard Kipling era una fábula ambientada en la selva india en la que el niño Mowgli, la pantera Bagheera y el oso Baloo terminaban en alguna situación indeseable, como este baile a rimo de jazz junto al Rey Louie y su orda de monos esbirros.

1989: La Sirenita

En 1989 nace la segunda edad dorada de Disney, una conexión con las nuevas conexiones, una princesa más moderna y el descubrimiento de Alan Menken, el compositor que regalaría tantas melodías pegadizas al nuevo Disney.

Las aventuras de la sirena que quería ser humana, Ariel, intentaban ser impedidas por el cangrejo Sebastián, quien en cierto momento tuvo que recurrir al musical para contarle que “la vida bajo el mar es mucho mejor que el mundo de allá arriba”.

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1991: La Bella y la Bestia

La confirmación del nuevo reinado de Disney llegaba en 1991 con la que se convertiría en uno de sus mayores clásicos y la única cinta animada nominada al Oscar a Mejor Película hasta la llegada de Walle en 2008.

La historia de Bella, encerrada en un castillo encantado por una bestia dependiente de una rosa a punto de marchitarse alcanzaba uno de sus mejores momentos con un baile en el salón, en el que la Sra Potts amenizaba la velada.

La cinta inspiró uno de los mejores musicales de los últimos tiempos, aderezado nuevamente por la partitura de Menken.

1992: Aladdin

Esta adaptación del cuento de Las Mil y Una Noches nos trasladaba al exotismo de Medio Oriente, donde el ladrón Aladdín, traicionado por el perverso visir del Sultán, Yafar, debía recuperar una lámpara si quería conseguir el amor de la princesa Yasmine.

El descubrimiento del Genio (doblado por Robin Williams) fue todo un descubrimiento, un ejercicio de dinamismo y humor incontenible, aunque si tuviésemos que elegir un momento, ese sería el paseo en alfombra mágica bajo una melodía igual de hechizante, Un Mundo Ideal.

La película fue el mayor éxito de 1992 y uno de los más míticos de la factoría.

1994: El Rey Leon

Los primeros 5 minutos de la película más taquillera de 1994 anunciaban el contenido de la que es otra de las obras cumbre de Disney.

Esta revisión del Hamlet de Shakespeare nos introducía en una sabana africana donde miles de especies acudían a recibir a Simba, el hijo del rey Mufasa, en la Roca del Rey.

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Elton John y Tim Rice fueron los encargados de musicalizar uno de los mayores clásicos de Disney, sucesor de un musical que actualmente triunfa en todo el mundo y que nos regala momentos como este Ciclo de la Vida.

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La mayoría de estos grandes momentos de Disney se basan en algunas princesas, aunque no todos. Escenas que perdurarán para la eternidad, más vivos que nunca gracias a sus parques, las herencias que padres dejan a hijos y la evolución de un imperio cuya base es y serán siempre estos clásicos animados, si bien Pixar es un mundo a analizar aparte.