La pasta con albondigas casi siempre se sirve con una salsa de tomate espesa y muy sustanciosa, pero en esta ocasión les presentamos una pasta gratinada en el horno con albóndigas miniatura y salsa bechamel. Es un plato laborioso porque debe hacerse cada cosa por separado y luego montarla para hornear, como se hace con el pasticho, pero eso no quiere decir que sea difícil. Cualquier puede hacer este plato que además es divino.
Pasta gratinada con mini albóndigas y bechamel

Ingredientes:
Para las albóndigas.
- 1/4 de taza de leche.
- 1 rebanada de pan sin corteza.
- 1/2 kilo de carne molida (de cerdo, de vacuno, o una mezcla).
- 1 cucharadita de ajo picado finamente.
- 2 cucharadas de perejil picado.
- 1/3 de parmesano rayado.
- 1 huevo.
- 1 taza de harina, esparcida en un plato.
- Sal y pimienta al gusto.
- Aceite vegetal para freír.
Para la bechamel.
- 4 y 1/2 tazas de leche completa.
- 6 cucharadas de mantequilla sin sal.
- 5 cucharadas de harina de trigo.
- 1/8 de cucharadita de nuez moscada rayada.
- 1/2 cucharadita de sal.
- 1/4 de cucharadita de pimienta negra.
Para armar.
- 1/2 kilo de pasta corta de su preferencia.
- 3/4 de taza de parmesano rayado.
- 1 cucharada de mantequilla.
- 1/4 taza de leche.
Preparación:
Comencemos con las albóndigas. Calentamos la leche, pero que no rompa hervor. Troceamos el pan y lo ponemos en la leche para que absorba por cinco minutos. Antes de sacarlo, se le exprime el exceso de leche y se pone un recipiente grande para mezclar. Ahora añadimos la carne molida, el ajo, el queso, la sal, pimienta y el huevo. Se mezcla todo esto hasta que esté bien amalgamado. Con esto haremos unas albóndigas pequeñas, del tamaño de una uva y cuando estén listas se deben rodar sobre la harina que tenemos en un plato. Les quitamos el exceso de harina y freímos todo en una olla profunda cuando el aceite esté bien caliente. Reservamos esto.
Ahora es el turno de la bechamel. Calentamos la leche en una olla o en el microondas sin que hierva. En otra olla ponemos la mantequilla y la dejamos derretir. Luego le ponemos la harina a la mantequilla pero haciéndolo de a poco para evitar grumos, y mezclando con un batidor de mano también. Cuando esté una mezcla sedosa vamos añadiendo poco a poco la leche y cuando ya esté más liquido esto, podemos añadir toda la leche y no dejar de batir. Todo esto se debe hacer a fuego lento para evitar siempre la ebullición de la leche. Cuando esté todo bien mezclado se añade la sal, pimienta y nuez moscada y continuamos batiendo a fuego bajo hasta que espese.
Ahora hacemos la pasta, como cualquiera otra, en una olla con suficiente agua hirviendo con sal para cocinarla. Cuando esté al dente, la colamos y de inmediato en un recipiente la mezclamos con 2/3 de la bechamel, la mitad del queso que tenemos para el final y todas las albóndigas.
Calentemos el horno a 200 grados C y preparemos un envase profundo, resistente al calor con toda la mantequilla que tenemos reservada, porque necesitamos evitar que se pegue la pasta con todo el gratinado. Lo que habíamos mezclado antes se vierte en este envase y luego se le pone del 1/4 de taza de leche, el resto de la bechamel y se esparce todo el queso de manera uniforme.
Lo metemos al horno por unos 15 minutos o hasta que esté dorado y crujiente en la parte de arriba y por supuesto, lo servimos caliente.







