
En el maravilloso escenario de los Alpes Austríacos, está el pueblo de Salzburgo, una joya del arte y la arquitectura construida sobre los bancos del río Salzach.
El Antiguo Salzburgo es el triunfo de los palacios Rococó, que debido a sus monumentos ornamentados a veces de manera abstracta y hasta bizarra, ha sido clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Una de sus zonas más distintivas es la de las Durchhäuser, antiguas casas con jardines intercomunicados.
Fue el poderoso Príncipa-obispo de Salzburgo quien hizo la ciudad tan encantadora, construyendo tantas iglesias espectaculares, monumentos y palacios. El príncipe Wolf Dietrich von Raitenau, un descendiente de la familia Medici, hizo demoler un vecindario casi completo para hacer construir dos centros italianos que ahora son llamados Mozart y Residenzplatz, construidos juntos formando una “L”.
El Obispo también ordenó la construcción de la Catedral de San Ruperto y el magnífico e imponente Palacio del Obispo. Sin embargo su más hermoso trabajo fue el Palacio Mirabell, construido para su amante Salomé Alt y sus dieciséis hijos.
Su sucesor, el Príncipe Obispo von Markus Sitticus Hohenemseggia decidió construir un palacio fuera de los muros de Salzburgo. Hellbrunn, que es uno de los emblemas de Salzburgo, especialmente por sus enormes jardines, con incontables fuentes, estatuas y juegos. El castillo también tiene un pequeño zoológico, el cual aún está abierto al público.
Es imposible hablar de Salzburgo sin mencionar a su más famoso ciudadano, Wolfgang Amadeus Mozart, quien nació aquí en 1756. La ciudad le dedicó el Mozarteum, una prestigiosa academia de música. Salzburgo también es anfitriona de uno de los más importantes festivales de música clásica y ópera, el cual se lleva a cabo cada año durante el verano.
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