Los químicos que han pasado a la historia son muchísimos, y obviamente todos ellos con méritos notables. Sin embargo, hacia el siglo XVII la química no era más que un apéndice de la alquimia, la voraz actividad en busca de oro que consumió a varios alquimistas por la toxicidad de los materiales con los que trabajaba. Entre alquimistas, hubo uno que se animó a apostar por la química, y fue Robert Boyle.
Obviamente debemos agradecerle muchísimo a la alquimia puesto que a partir de ella se alcanzaron múltiples descubrimientos científicos. El caso del irlandés Boyle es muy gráfico en este sentido, pues las raíces de sus investigaciones y descubrimientos tienen su origen en el saber de la alquimia. Homenajeémoslo con este humilde post.
Sus orígenes y la Máquina Boyleana
Robert Boyle nació el 25 de enero de 1627 en Waterford, Irlanda. Su familia tenía raíces aristocrática, y gracias a ello tuvo una buena educación en la que aprendió latín, griego y francés.
Su actividad académica comenzó experimentando a raíz de la bomba de aire de Otto von Guericke, a la cual optimizó paraa mejorar su funcionamiento. El resultado de todo esto fue la Máquina Boyleana o Máquina Neumática, la cual hizo posible que comenzar a realizar experimentos con el aire.
Con ella, por ejemplo, consiguió demostrar la afirmación de Galileo Galilei de que una pluma y un trozo de plomo caen a la misma velocidad, y también que el sonido es imposible de transmitir en el vacío. Con este preámbulo Boyle pasó a la historia al formular una famosa ley que se dicta en todos los institutos del mundo: la Ley de Boyle.

La Ley de Boyle
Esta famosa ley explica que el volumen ocupado por un gas es inversamente proporcional a la presión con la que el gas es comprimido, y que si se elimina la presión el aire recupera su volumen original. El volumen es inversamente proporcional a la presión. La ley reza de la siguiente manera:
Para demostrar su teoría, Boyle experimentó introduciendo gas en un cilindro con un émbolo y comprobó las diferentes presiones cuando bajó el émbolo. Al disminuir el volumen la presión aumentaba.
Esto le llevó a Boyle concluir que el aire es comprimible, por lo que estableció que el aire estaba compuesto por partículas que estaban separadas por vacío.
La ley se conoce por el nombre de Robert Boyle, pero en realidad también fue formulada por Edem Mariotte, un físico francés que trabajó paralelamente a Boyle y fue pionero en física experimental. Llegó a la misma ley que Boyle de forma independiente, por lo que en realidad la ley lleva el nombre de los dos científicos.
Las influencias
Como bien dijimos, Boyle estuvo muy influenciado por la ciencia de la alquimia, y su trabajo permitió que ésta fuera dejando paso a la química, en el paso inicial fundamental para la constitución de la química como disciplina científica independiente.
Esto no es menor, y de hecho se lo considera a Boyle el primer químico en reconocimiento a su trabajo experimental relativo a este hecho.
También fue notable en el trabajo de Boyle la aplicación de la filosofía mecanicista de Francis Bacon que éste postuló en el Novum Organum.
Algo interesante es que, además de ser un atareado investigador, Boyle tuvo una notable vocación religiosa. Dedicó muchas horas de trabajo al estudio teológico y a las discusiones religiosas con otros teólogos. Además, tuvo un papel destacado en la propagación del cristianismo entre pueblos no-cristianos, contribuyendo a traducir la Biblia a varios idiomas y a dispersar la enseñanza de la doctrina cristiana por el mundo.
Links de interés
Aquí pueden acceder a los papers de Robert Boyle mediante la Universidad de London, que los ha publicado online. También al libro Hydrostatical Paradoxes en Google Books, y también al Boyle Project, donde encontrarán mucha información interesante sobre este destacado hombre de ciencia.