Mundo

Fez, donde el caos es atractivo

14 Oct 2012 – 06:32 AM EDT
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Marruecos, el exótico país del norte de África, cuenta con cuatro ciudades imperiales:  Rabat, Marrakesh, Meknes y Fez. Ésta última es la capital religiosa islámica del país. La caótica pero bella ciudad se divide en tres partes. Una de ellas es Fez el-Bali, la parte antigua de la ciudad fundada en el año 789, totalmente peatonal, que está rodeada por una muralla almenada y posee impresionantes puertas engalanadas por completo con mayólicas azules cubiertas de doradas filigranas. Fès el-Jdid es la zona moderna y la parte francesa que se ha dado en llamar Ville Nouvelle.

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La cantidad de gente que hay en cada una es impresionante, todo es confusión y bullicio pero una vez que nos adaptamos a la idiosincrasia de este hormiguero humano todo se torna amistoso, bello y acogedor.

Sensaciones nuevas a cada paso

Nuestros cinco sentidos estarán alertas todo el tiempo porque de otra forma podríamos perdernos en el original laberinto de callejuelas de ladrillos de Fez. Muchos de quienes nos cruzan en el paseo se ofrecerán a servirnos de guías (la mayoría se expresan correctamente en varias lenguas) y, a veces, es conveniente, máxime si es nuestra primera visita y no es mucho lo que cobran.

No podemos dejar de ver el imponente Palacio Real, sus bellísimas mezquitas, sus valiosos museos y si queremos deleitarnos con una vista panorámica de toda la ciudad sólo deberemos ascender hasta la Fortaleza Norte.

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Es común que las mismas viviendas se hayan convertido en hoteles, así que podremos disfrutar del ruido melodioso del agua de la fuente central de su patio mientras descansamos en confortables camas de estilo oriental, repletas de mullidos almohadones, con mantas y cortinas de seda finamente labradas. Pero no sin antes haber disfrutado de un exquisito té de menta fresca.

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Un lugar propio de Las Mil y Una Noches

En cada uno de los barrios que conforman la Ciudad Vieja o Medina notamos que hay cosas que nunca faltan: una bella fuente, una mezquita, un baño público comunitario, una panadería y una escuela donde se enseña el Corán. Las tiendas son lugares de ensueño donde se apilan decenas de coloridas alfombras, y se ven colgados cientos de zapatos y lámparas. Si compramos algo no olvidemos regatear el precio, a los vendedores les encanta eso y allí es una especie de arte.

En los restaurantes, con las mesas ubicadas al aire libre, podremos degustar un sensacional cous cous con verduras o bien pedir tajine, ambos platos  acompañados por aceitunas y pan ofrecidos como cortesía de la casa.

Al doblar en las esquinas nos preguntaremos muchas veces a nosotros mismos si nos hemos perdido. Pero eso le agrega sabor de aventura a nuestras vacaciones y nos llenará de entusiasmo para descubrir más y más de esta interesante ciudad de Fez.

¿Conocían sobre Fez? ¿Les gustaría visitar este sitio?

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