
Al llegar determinada época del año el río Nilo desbordaba de su cauce y cubría las tierras aledañas de una capa de limo. Esto favorecía los posteriores cultivos y gracias a ello Egipto fue siempre un valle rico aunque estuviera rodeado de desiertos. Ya desde la antigüedad los habitantes de la zona cavaron canales de riego, levantaron diques y construyeron depósitos para controlar el poder del agua que traía vida. Hoy en día es la gran Represa de Asuán la que controla las inundaciones.
Extensión fabulosa de agua
Las embarcaciones de escaso calado, parecidas a balsas pero cuyo nombre es feluccas, recorren aún el Nilo como hace miles de años, transportando mercaderías desde la desembocadura en el delta hasta sus fuentes en el sur africano. Se las ve pasar con cacharros de alfarería o frutas y verduras, antaño sobre ellas viajaban el ébano y el marfil.
Palmeras datileras se agitan majestuosamente con la brisa, cantidad de hipopótamos retozan en las orillas, donde también se ve uno que otro cocodrilo adormecido. Cantidad de aves pueblan el lugar y se las observa pescando su comida o remontando vuelo en enormes bandadas.

Cuando todavía gran parte del planeta vivía en la Edad de Piedra, la riqueza que les daban sus buenas cosechas hizo que en las márgenes del Nilo florecieran importantes civilizaciones que honraban tanto la vida como la muerte y enterraban a sus soberanos en imponentes monumentos que aún hoy se yerguen como recuerdo de aquella época de esplendor.
Los relieves funerarios del cementerio de Saqqara muestran escenas cotidianas en las que se refleja la opulencia de la que disfrutaban.
Visita requerida: Amarna
Uno de sus más controvertidos faraones, Akenatón, mando construir una nueva capital para el imperio, Amarna, en el siglo XIV a.C. y la dotó de todos los lujos que en ese momento había.
Numerosos objetos artísticos de ese entonces, confeccionados con vidrio, oro y piedras preciosas reflejan la exquisitez de la que se rodeaba y en algunas estelas calizas que sobrevivieron a la destrucción ordenada por sus enemigos tras su muerte podemos verlo disfrutar de la paz familiar junto a su esposa Nefertiti y sus hijas.
En la ribera occidental, sobre el escarpado Valle de Los Reyes, los faraones del Imperio Nuevo construyeron sus tumbas. Las hay también en Madinet Habu , en Dayr al-Bahari, en Luxor y en Abu Simbel cuyas cuatro enormes estatuas de Ramsés II, realizadas en piedra arenisca, de veinte metros de alto, debieron ser removidas y emplazadas 300 kilómetros río abajo cuando la zona en la que estaban debió ser inundada permanentemente al construirse la Represa de Asuán.
Un viaje inenarrable a lugares exóticos, donde gobernaron reyes de la talla de Tutankamón, donde la Reina Nefertari firmaba tratados de paz con los reinos vecinos y donde se levantan las tres increíbles pirámides de Kheops, Kefrén y Micerino que pueden ser observadas aún desde fuera de la Tierra.
Algo mágico hay en el Nilo y sigue guardando aún muchos secretos que alguno de nosotros podría descubrir.
¿Visitarías el Río Nilo? ¿Tomarías un baño allí?