
Esta hermosa isla en Italia, dividida en los sectores de Capri y Anacapri, está situada a la entrada del Golfo de Nápoles, sobre el Mar Tirreno. Tiene varias elevaciones que no superan los setecientos metros de altura. En Capri el tiempo se nos olvida mientras recorremos las callejuelas calientes y estrechas para ir de Marina Grande a Marina Piccola.
Una combinación magistral
Hay que arribar sin un determinado plan ni horario y descubrir, paseando al azar, la Villa Jovis, una de las doce residencias que el emperador Tiberio mando construir allí. También vale la pena visitar Punta Tragara, un promontorio desde donde se descubre el trío rocoso de los Faraglioni, viejo lugar de culto a la Magna Madre, la Madre Sagrada del Mediterráneo, custodiada hasta el día de hoy por los únicos lagartos azules de Europa.

En Anacapri caminaremos por la Estrada di Migliara hacia la punta occidental de la isla y llegaremos al Faro. También visitaremos el Monte Solaro, al que se asciende en telesilla, para observar la isla en su totalidad y además el golfo, la península de Sorrento, Nápoles, Ischia y la costa amalfitana. Realizaremos un viaje hacia atrás en el tiempo si nos zambullimos en la mágica luz de la Gruta Azul o en otras menos conocidas que podrían ser o bien la entrada hacia el Hades o hacia el hogar de las Nereidas, adonde nuestra imaginación y la mitología nos permitan llegar.
Excelente paisaje
Nos tenemos que hacer de un tiempo para beber, a pequeños sorbos, un café o un aperitivo, en la Piazza Umberto I, la cual está rodeada de casas de muñecas, de minúsculas calles abovedadas y de hileras de buganvillas, dentro de la capital misma.
Los que quieran dar apenas un salto sobre el mar posarán sus pies en la verde isla de Ischia, que no huele como Capri a pinos y a flores, pero sí muy pintoresca. Es un minúsculo punto sobre la letra I de la península de Pozzuoli, de la que está separada por la diminuta isla de Prócida, donde el gran poeta Lamartine se enamoró de Graciela y le dedicó un poema en prosa.
Llegan a Ischia miles de turistas por año buscando sus playas infinitas, su mar constantemente cálido, su cielo eternamente azul y sus casas y hoteles rodeados de olivares y viñedos. Las calles son tan angostas que sólo circulan en ellas bicicletas y pequeñas calesas tiradas por caballitos que cubren sus cabezas con simpáticos sombreros de paja.
Capri, Anacapri y por qué no Ischia: tres excelentes opciones para pasar unas vacaciones inigualables.
¿Conocían la isla de Capri? ¿Les parece más bonita Capri o Anacapri?