
La bella isla de Bora Bora, ubicada dentro del cordón de islas de la Polinesia Francesa, en medio del Océano Pacífico, es una porción minúscula de tierra firme rodeada por una gargantilla de arrecifes de coral que protegen unos dos kilómetros de aguas mansas y tibias cerca de sus playas. En esa claras aguas tranquilas se reproduce una fauna marina espectacular. Y para los que quieran sentir algo de riesgo y que la adrenalina corra por sus venas, hay excursiones mar adentro junto con guías locales que frente a sus ojos alimentarán a terribles tiburones.
Paisaje sorprendente
Los hoteles forman parte del paisaje, viviendas de paja (similares a las de los nativos de la zona) salpican las transparentes aguas sostenidas mediante fuertes pilotes. Dentro de ellas hasta podemos alimentar a los bellos y curiosos pececitos de colores con sólo descorrer el vidrio de la mesa ratona de la sala de estar.

Festejar una boda polinesia
Merced a su envolvente halo de romance, en esta isla los casamientos al estilo polinesio están a la orden del día. Las futuras esposas eligen ataviarse a la usanza tahitiana, adornadas con flores, caracoles y hojas, mientras los futuros esposos son tatuados en la playa por algún nativo, como fiel recordatorio de ese día tan importante.
La ceremonia se lleva a cabo en un templo de piedra al aire libre al son de una dulce melodía y como certificado de matrimonio los contrayentes reciben una lámina realizada en corteza de árbol.
Un gran lugar para disfrutar de la naturaleza
El respeto que los habitantes sienten por la naturaleza es singular. A pesar de la abundancia de vida en las aguas, sólo pescan lo necesario para comer, nunca de más. Y a pesar de los modernos botes de plástico con motor fuera de borda que ahora se desplazan de aquí para allá traídos para el turismo, ellos prefieren sus antiguas canoas confeccionadas con troncos de árboles ahuecados, algunas pequeñas para uno o dos pasajeros y otras larguísimas que soportan mucha más carga.
Durante mucho tiempo los misioneros franceses inculcaron el catolicismo en el pueblo y hasta el día de hoy se pueden ver las pequeñas iglesias llenas los días domingo. Luego de los servicios religiosos los hombres regresan a sus tatuajes y las mujeres a teñir las telas para confeccionar los bellos pareos que luego venden a los turistas. Todas llevan coronas de flores en sus cabezas y amablemente una de ellas nos explica que cuando las jóvenes llevan una flor sobre la oreja derecha es que están buscando marido, pero que cuando la lucen sobre la izquierda es que los pretendientes deben mantenerse alejados (puesto que ya están comprometidas).
Por la noche en la playa hay espectáculos típicos de música y danza. Al son de los percusionistas las nativas mueven sus brazos y sus caderas cadenciosamente mientras que los hombres demuestran sus habilidades haciendo malabares con antorchas encendidas.
Un mundo distinto, con una belleza diferente, nos aguarda en Bora Bora.
¿Conocían Bora Bora? ¿Irían a visitar esta isla?