LOS ÁNGELES, California.- Alejandra Morán bajó a todos los santos del cielo antes de abordar uno de los trenes subterráneos de la Línea Roja de Los Ángeles. Anoche se enteró de la amenaza contra la estación Universal City, donde ella desciende, y del operativo policiaco que se implementa como respuesta.
Un día de alerta en el metro de Los Ángeles: "Me encomendé a Dios, tengo que trabajar"
En medio de un intenso operativo policíaco, pasajeros del metro continuaron este martes con su jornada cotidiana a pesar de la amenaza de un ataque anunciado para este martes.


“Ni modo, me encomendé a Dios, porque tengo que ir a trabajar”, comentó Morán, una guatemalteca que se gana la vida limpiando casas, mientras esperaba el metro. “Sí da miedo, imagínese, han pasado cosas en otros países", continuó la centroamericana.
Cada martes, la residente de Glendale aborda un autobús y luego el tren subterráneo para llegar a una de las viviendas que asea en el adinerado barrio Toluca Lake, en el norte de Los Ángeles. No cambió sus planes para este martes a pesar de la advertencia de que podría ocurrir un ataque en la red de metro.
Para las autoridades del transporte no está claro cuántos de los 6,000 pasajeros que cada día pasan por la estación Universal City, cercana al parque de diversiones Universal Studios Hollywood, decidieron cambiar sus rutas o quedarse en casa por miedo a ser parte de una tragedia.
El operativo policiaco, que se implementó en esa y otras bases del metro, inició a las 3 de la madrugada (hora local) y tiene previsto concluilr a a las 10 de la noche, según el Sheriff angelino. No se especificó cuántos agentes vigilan.
“Nosotros tenemos que tomar en serio cualquier amenaza, sea creíble o no”, dijo José Ubaldo, vocero de la Agencia Metropolitana del Transporte del condado de Los Ángeles (Metro).
Perros policía y agentes con rifles de alto poder no despegaban la vista de los pasajeros que descendían a la plataforma Universal City. Algunos usuarios dijeron que sintieron temor por su presencia.
'Las amenazas no se cumplen'
Dentro de los vagones el ambiente parecía el cotidiano: usuarios dormitando, escuchando música, leyendo libros, viendo sus celulares o con la mirada hacia las ventanillas. “Así viajamos diario”, aseguró Felipe Gutiérrez, un mexicano que se aferraba a un tubo para no caer durante los cambios de velocidad.
Gutiérrez, quien trabaja como guardia de seguridad en un hotel del centro de Los Ángeles, cree que algún “bromista” habría llamado a la Policía. “¿Usted supo lo que pasó en las escuelas hace un año? Nada de eso se cumple. Apenas se cumplió un año del tiroteo de San Bernardino y la gente que no tiene nada que hacer escoge estas fechas para que les crean”, agregó.
Con atuendo vaquero, Paulino Pacheco se dirigía hacia Hollywood en el metro. Este nayarita que vestía sombrero, botas de piel de cocodrilo y una hebilla de gran tamaño, no supo de la alerta táctica hasta que le comentó el reportero. “Está mal, uno no sabe ni a qué hora pasará algo, no te das cuenta”, dijo este hombre de 71 años que trabaja como recamarero en un hotel.
El anciano cuenta que ha usado la Línea Roja desde hace muchos años y jamás ha sido testigo de algún crimen. Y espera mantener esa racha. “Está canijo, está mal lo que hace esta gente”, dijo refiriéndose a los terroristas que en otros países han elegido al transporte público como blanco de sus ataques.
Frente a él, un joven con el rostro magullado casi cae al suelo sumido en un profundo sueño. Nadie le ayuda.
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Más temor a los pandilleros
Después de pasar una línea de agentes armados hasta los dientes, José Pérez, de 33 años, supo la razón de su presencia pero no se espantó. “Siempre piensa uno en que algo malo pueda ocurrir, pero como dicen: ‘el peligro siempre está ahí’”, expresó el inmigrante guatemalteco.
Al terminar su comentario, una voz en la plataforma recordaba el lema: “Si usted ve algo, diga algo”.
Pérez vive en el Valle del Antílope y es cocinero en un restaurante de comida china en el centro de Los Ángeles. Hace siete años dejó su tierra por la inseguridad y la falta de oportunidades.
“Es difícil pensar en lo que pueda pasar, no sé qué tienen ellos en su mente”, dijo sobre los terroristas, quienes no le espantan más que los pandilleros en Guatemala.
Poco después de las 10:00 horas de este martes, pasado uno de los períodos de mayor afluencia de pasajeros, la plataforma Universal City se ha vuelto a quedar callada por unos minutos. Del túnel sale un fuerte viento y del fondo surge una luz. Desde las bocinas, una voz lo confirma: “El tren se aproxima”.
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