Durante la infancia uno tiende a pedirle a los papás todo lo que se nos puede ocurrir: el juguete última generación, la muñeca que nadie tiene, el juego que todos quieren. Los caminos de los niños son inciertos. Aunque todos hemos querido cosas rarísimas, es probable que nadie se haya atrevido a hacerle una petición de este tipo a su mamá.