Primero que nada, nunca debes olvidar que la cocina es el lugar donde preparas tus alimentos y los de tu familia, por lo que es primordial mantener el orden y sobre todo la limpieza.
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Evita dejar pilas de platos sucios en el fregadero. Puedes aprovechar cuando la comida esté en el fuego para ir lavando y colocando las cacerolas, saltenes o cubiertos que ya no vayas a utilizar más.
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Luego de lavar los platos, el fregadero también requiere de tu atención. Aunque se podría pensar que el contacto frecuente con el jabón y el agua mantienen alejados los gérmenes necesita de limpieza a fondo.
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Algunas tareas de limpieza requerirán de tu atención después de cada comida, pero otras solo son necesarias una vez a la semana. ¡Ahora sí, manos a la obra!