Compartiendo Entre Amigas
Descubre la clave para mejorar la relación con los suegros
Es tiempo de qué conozcas la clave para mejorar la relación con tu familia política. Todo está en una palabra, simpatía.
Si estas en una relación formal o si ya es tu pareja estable hay un detalle que siempre va hacer muy importante y se trata de la convivencia con la familia política, en específico con tus suegros. Y es que llevarte con bien con ellos y que te quieran es un gran punto a tu favor para que todo fluya de maravilla. Por eso debes seguir leyendo…
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Cuanto más tiempo se guarda rencor, más difícil es luego desarticularlo. Por eso, lo ideal es no "tragarse" el enojo, mejor hablarlo en el momento y ver la posibilidad de arreglar las cosas de la mejor manera.
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¿Qué es lo mejor cuando se va hablar del problema? Un diálogo sincero.
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Hacer preguntas e intentar entender al otro en vez de tratar de convencerlo del propio punto de vista. Sin un entendimiento mutuo, es imposible solucionar los conflictos humanos. La relación con yernos y nueras no escapa a esta máxima.
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Cuando se cuestionan las cosas y se tienen respuestas; es momento de abordar los problemas. Pero para eso hace falta buena voluntad y la disposición de llegar a compromisos.
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Llegar a este tipo de situaciones ayuda a asegurarle al yerno o la nuera una dosis de simpatía que quizá no existió antes.
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La mayoría de las veces, los problemas con los hijos políticos son concretos.
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Y en repetidas ocasiones se trata que los padres que tienen muchas experiencias de vida y quieran transmitirlas a sus hijos y sus parejas. Sin embargo, estas intromisiones pueden traer algunos problemas.
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Hazles saber que no está prohibido expresar opiniones. Pero cuando queda claro qué tipo de intromisiones son las que molestan, es mejor evitarlas.
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Debe quedar claro que existe el derecho a decidir sobre la propia vida.
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No siempre el yerno o la nuera son culpables del malestar. A veces, la pareja del hijo es apenas una vía para descargar la propia frustración.
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Lo mejor que puedes hacer es apelar a la cordialidad y a la simpatía. He ahí las claves.
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A la larga este tipo de tensiones puede perjudicar la relación con los hijos, lo que llevará a que éstos se vean obligados a decidir entre los padres y la pareja.
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Y lo más probable es que tomen partido por la pareja.
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