ORLANDO, Florida.- Un total de 52 osos negros fueron abatidos durante la primera cacería de esta especie en Florida en 10 años, informó la Florida Fish and Wildlife Conservation Commission (FWC). El operativo comenzó el 6 de diciembre y concluyó el domingo, tras varios días de actividad limitada a un grupo reducido de cazadores.
Primera cacería de osos en 10 años en Florida termina con 52 osos abatidos
La cacería fue limitada a 172 permisos sorteados entre más de 160,000 solicitantes en todo Florida.
La cacería estuvo restringida a 172 titulares de permisos, seleccionados mediante un sorteo aleatorio entre más de 160,000 solicitantes. Cada permiso autorizaba la muerte de un solo oso, como parte de lo que la agencia estatal describió como una estrategia de manejo de vida silvestre.
Según la FWC, la población del oso negro de Florida ha crecido de forma sostenida en las últimas décadas, pasando de apenas varios cientos en la década de 1970 a una estimación actual de más de 4,000 ejemplares, lo que las autoridades consideran uno de los mayores éxitos de conservación del estado.
“El plan de cacería de 2025, basado en datos científicos sólidos, fue un éxito”, señaló en un comunicado Roger Young, director ejecutivo de la FWC.
Sin embargo, organizaciones ambientalistas y defensores de la fauna silvestre cuestionaron tanto la necesidad de la cacería como la forma en que se reportaron las muertes. El capítulo de Florida del Sierra Club aseguró que alentó a opositores de la caza a solicitar permisos con el objetivo de reducir el número de animales abatidos. De acuerdo con la organización, al menos cuatro docenas de los permisos quedaron en manos de personas que nunca tuvieron intención de usarlos.
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Cuestionamientos por transparencia y control
Para los críticos, el bajo número de osos muertos podría tener varias explicaciones. Susannah Randolph, directora del Sierra Club en Florida, señaló que el resultado podría reflejar una sobreestimación de la población o el impacto directo de los permisos no utilizados por opositores a la caza.
Randolph también cuestionó la falta de mecanismos de verificación durante el operativo. A diferencia de la cacería de 2015, en esta ocasión no se instalaron estaciones presenciales de registro, y los cazadores autodeclararon las muertes a través de una aplicación oficial de la FWC.
“La falta de transparencia genera dudas sobre la exactitud de las cifras”, afirmó Randolph, quien también criticó que la comisión estatal se negara a divulgar datos preliminares hasta este martes, pese a solicitudes de distintos medios de comunicación.
Los opositores de la cacería intentaron frenar el operativo en los tribunales, pero no lograron convencer a la justicia para suspenderlo antes de su inicio.
El antecedente más reciente, la cacería de 2015, dejó un saldo de 304 osos muertos, incluidos al menos 38 hembras con crías, en un proceso que fue ampliamente criticado y que terminó siendo cancelado antes de tiempo debido al desorden generado por la emisión de más de 3,700 permisos sin límite de cupo.
En contraste, la FWC sostuvo que el plan de 2025 incluyó reglas más estrictas y un número reducido de permisos para evitar escenarios similares.
Las autoridades estatales no han anunciado cambios inmediatos al programa ni si se contempla una nueva cacería en el corto plazo.








