Una tarde frente al mar y un castillo de arena son gratos recuerdos de un buen verano sobretodo cuando con ellos podemos aprender que debemos dejar la ira a un lado y concentrarnos en ser felices.
Una tarde frente al mar y un castillo de arena son gratos recuerdos de un buen verano sobretodo cuando con ellos podemos aprender que debemos dejar la ira a un lado y concentrarnos en ser felices.