Esta mujer es muy valiente porque no sólo nadó con una medusa, ¡además se tomó una selfie!
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Jane Floyd es el nombre de la atrevida mujer. Ella nadaba al lado de su amiga, Jodi Songhurst en un sitio de belleza popular.
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El lugar es conocido como Durdle Door; se encuentra sobre la Costa Jurásica, cerca de West Lulworth, en Dorset, Inglaterra.
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Es un arco natural de piedra caliza muy concurrido. Ahí se encontraron con dos grandes medusas, ¡y tomaron unas selfies!
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Los animales de cuerpo gelatinoso nadaban tranquilamente cuando se encontraron con la pareja de amigas.
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Para moverse toman el agua y la usan para propulsarse.
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Algunas medusas son bioluminiscentes; es decir, brillan. Esta capacidad la usan para advertir a sus depredadores lo tóxicas que son.
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Pero el verdadero peligro se encuentra en sus tentáculos formados por células urticantes que sirven para capturar y defenderse.
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Al contacto, los filamentos inyectan veneno que raramente es mortal, pero sí pueden provocar un choque anafiláctico y hacer que la víctima muera en segundos.
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¡Por eso es una suerte que Jane Floyd pudiera hacerse una selfie y saliera ilesa!