Internet no puede creer que Sasha Obama ya haya celebrado sus 'Sweet 16'

La menor de la familia Obama llegó a la Casa Blanca en 2009 con tan solo 8 años y desde entonces los medios y el electorado le siguieron de cerca el rastro aunque sus padres trataran de mantenerla muy protegida del escrutinio público. Hoy, ya por fuera de la Casa Blanca, las redes sociales no la olvidan, celebran su cumpleaños 16 y admiten que la extrañan a ella y a toda su familia.

Por:Univision

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Este pasado sábado 10 de junio, Sasha Obama, la hija menor del presidente Barack y Michelle Obama, cumplió 16 y como la mayoría de las niñas de su edad tuvo una fiesta para conmemorar sus 'Sweet 16'. Aunque la ausencia de fotos oficiales y de presencia mediática en la celebración dan cuenta de que los Obama han logrado volver a una vida normal, en Twitter se han colado algunos resgistros de lo que fue el cumpleaños. Lejos de un diseño muy pomposo Sasha eligió un vestido rojo en seda tipo 'sleep dress' elegante y sencillo.

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En Twitter también aparecieron fotografías en blanco y negro de la cumpleañera con sus amigas. Los internáutas que conseguían más de 400 mil likes con sus publicaciones le mandaban felicitaciones, reconocían el "buen trabajo" que hicieron Michelle Obama y su esposo criando a las niñas y se sorprendían de que aquella pequeña que conmovió alguna vez a la Casa Blanca con sus gracias sea ya toda una adolsecente.

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No sorprende la conmoción que la evidencia de los 16 años de Sasha ha generado en el público que la recuerda sendo casi una bebé. Parece que fue ayer cuando las cámaras capturaban esta escena de Michelle Obama junto a Malia de tan solo 4 años y Sasha de 6 en el cumpleaños 43 de Barack Obama, para entonces candidato al senado.

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Desde 2004, la familia Obama se mostró como una de las grandes fortalezas de Barack Obama como político. Desde el principio las dos pequeñas se robaron la atención de las cámaras. Michelle siempre parecía estar muy atenta de Sasha, la más pequeña.

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En el primer día de la Convención Nacional Democrata en 2008, Michelle Obama se presentó en el Pepsi Center acompañada de sus dos sonrientes hijas para darle su apoyo al para entonces candidato demócrata. Sasha ya tenía 7 años y su sonrisa desprovista de dientes enternecía a las cámaras.

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La pequeña Sasha caía de agotamiento durante las duras jornadas de la Convención, Michelle Obama siempre muy comprensiva mantenía la misma sonrisa. Vestidas las tres con trajes rosas celebraban que Barack Obama se hubiera convertido en el candidato oficial del partido para la presidencia.

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Michelle Obama ayudó a construir esa fuerte imagen de Barack Obama como un feliz hombre de familia, haciendo campaña a su lado durante todo el 2008 por todo el país. Mucho se hablaba de la posible llegada de las dos pequeñas a la Casa Blanca.

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El 4 de noviembre de 2008, Michelle Obama lució un imponente vestido rojo y negro para celebrar que su esposo había sido elegido como presidente de los Estados Unidos. Las niñas fueron vestidas con los mismos colores que su madre, Ssha con un vestido infantil de moño negro, y Malia de rojo.

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A pesar de la apretada agenda que impone el poder, Michelle Obama encontró maneras especiales para compartir con sus hijas. Sagradamente año tras año, en la celebración de Pascua, departieron juntas y leyeron cuentos.

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Mientras Barack Obama se encargaba de atender importantes ceremonias en Francia, Sasha y Malia hacían uno de sus primeros viajes internacionales como hijas del presidente y conocían París.

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Llevando con mucha elegancia y estrategia los códigos del vestido, Michelle Obama lució un femenino vestido blanco durante la primera semana de vacaciones de la familia en Massachusetts. Como sería costumbre ella siempre estaría muy atenta de Sasha, su hija más pequeña.

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Estar muy unidos y tratar de que las rutinas internas de la familia se mantuvieran intactas a pesar de estar siempre montados en el Air Force One y rodeadas del Serivicio Secreto fue siempre uno de los principales intereses de la primera dama.

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Conforme el primer año de mandato de Barack Obama fue pasando, fuimos viendo cada vez más formales a Michelle y a sus hijas que empezaron a ser perseguidas por la prensa de moda.

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En 2010, no fue difícil notar la importante influencia que en materia de moda empezó a ejercer Michelle Obama sobre su hija mayor, Malia, que ya se perfilaba como una adolescente. Sasha todabvía podía alardear de su estilo infantil.

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Las Convención demócrata de 2012 la vivió Michelle Obama de manera muy diferente. Con sus hijas grandes había tiempo para las gracias y las risas mientras Barack Obama era de nuevo elegido como candidato del partido.

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Como solían hacerlo en las primeras presentaciones políticas, Michelle Obama, Malia y Sasha eligieron una paleta de colores parecida para vestirse el día de la segunda posesión presidencial de Barack Obama. Empezaba un nuevo momento para las hijas del presidente que se acercaban ahora a la Casa Blanca mucho más grandes y conscientes de lo que les estaba pasando.

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Aunque es sabido lo difícil que es para unas jovencitas crecer en la Casa Blanca, Michelle Obama siempre se mostró muy segura y a cargo de la situación. En este viaje que hicieron en 2013 a un parque nacional de Irlanda se veía como se mantenía intacta esa complicidad entre las tres.

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En este histórico viaje a China, realizado en 2014, Michelle Obama no solo estuvo acompañada de sus hijos, sino de su madre.

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Durante su viaje a China, que tenía como propósito promocionar su programa de educación, Michelle Obama y sus hijas sacaron tiempo apra camianar la Gran Muralla.

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En 2014, Sasha, la menor de la familia, cumplía ya 13 años y lograba la altura y el estilo de su madre y su hermana mayor. Todas vestidas de negro se vieron en agosto de ese año de viaje a la boda de su chef perosnal Sam Kass. Los medios y fotógrafos no pudieron más que sucumbir a la devoción que sentía el electorado por las dos jovencitas.

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Para 2015, Michelle Obama ya se había consagrado como un ícono de estilo. Ahora era el turno de sus hijas de hacer que las expertas en moda posaran sus ojos en sus looks.

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El 2016 fue un año muy importante para Sasha que se despedía de las Casa Blanca, el lugar en donde básicamente había vivido toda su infancia.

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Con esta imagen, tomada en la cena del 12 de enero, antes de la posesión de Donald Trump, se despidió la pequeña Sasha, convertida ya en una jovencita.

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