En una sola comida rápida es muy fácil consumir suficiente grasa, sal y calorías para todo un día, pero aunque parezca contradictorio este tipo de alimentos no es del todo prohibido para los diabéticos.
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De acuerdo con la Asociación Americana para la Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), la clave radica en saber exactamente qué pedir y cuándo, de un modo balanceado y de una forma responsable.
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Conocer la información nutricional de estas comidas, y saber cómo combinarlas luego con otros alimentos mucho más sanos durante el resto del día, también son premisas importantes.
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La ADA además aconseja tener presente cómo se preparan estas comidas. El pollo y el pescado pueden ser buenas opciones, pero tienen más calorías y grasa si están empanizados y fritos.
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Evitar las porciones más grandes es otra recomendación fundamental. Nada de jumbo, giant, deluxe o super-sized, porque poseen más calorías. También tienen más grasa saturada, colesterol y sal.
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Eludir los agregados extras como las salsas, la mayonesa o el queso del sandwich, pueden ayudar a mejorar el balance de calorías adicionales, así como de grasa y sodio.
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Es conveniente elegir bien el pan. No son recomendables croissants o panecillos tipo biscuit, pero se puede evitar consumir calorías y grasa de más en el pan de molde integral o en un English muffin.
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El postre puede incluirse, siempre y cuando se esté consciente de no elevar demasiado el azúcar en la sangre. Un yogur congelado sin azúcar ni grasa o un cono pequeño de yogur descremado, pueden funcionar.
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Pasarla bien un restaurante de comida rápida, no es una limitación para un diabético, pero como sugiere la Asociación Americana para la Diabetes, el secreto radica en escoger los alimentos adecuados.