El incendio tras la explosión del reactor nuclear duró 10 días y se liberaron a la atmósfera nubes tóxicas que contaminaron con radiación hasta tres cuartas partes del territorio europeo, especialmente Ucrania, Bielorrusia y Rusia. Las consecuencias en la salud de las víctimas y en el medio ambiente fueron atroces y aún quedan preguntas sin respuestas.