El presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden almorzaron en un restaurante de comida rápida, cercano a la Casa Blanca, para promover los proyectos laborales financiados por el gobierno.
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Esos proyectos, sentenciaron, podrían estar en peligro si el Congreso estadunindense no actúa antes del final del verano.
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Obama y Biden comieron en el restaurante de hamburguesas Shake Shack, ubicado a unas manzanas de la residencia presidencial, con cuatro trabajadores de un proyecto de reconstrucción.
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Con un valor de 9.1 millones de dólares, dicho proyecto se realiza a aproximadamente cinco kilómetros del lugar del almuerzo.
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La Casa Blanca dijo que el proyecto incluye un financiamiento gubernamental de 6.9 millones de dólares.
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"Es obvio para el Congreso hacer lo que se supone debe hacer, aprobar los fondos para el transporte", dijo Obama, con voz ronca debido a que se está recuperando de un resfrío.
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Obama propuso una iniciativa de gasto de infraestructura de 302,000 millones de dólares en cuatro años, pagándose la mitad con los impuestos actuales a combustibles y tarifas a usuarios.
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