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Nueva hipótesis

Una teoría señala que el calor corporal explicaría la asombrosa recuperación del ex ciclista Lance Armstrong tras padecer cáncer testicular.
26 Jul 2006 – 12:00 AM EDT
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Los pacientes con cáncer testicular tienen más probabilidades de cura debido a la sensibilidad del tumor a las temperaturas más altas, según un estudio que publica esta semana la revista Journal of the American Medical Association (JAMA).

Un equipo de investigadores del Instituto Médico Johns Hopkins, en Maryland, analizó los datos científicos obtenidos a lo largo de más de 30 años y llegó a la conclusión de que la sensibilidad al calor de las células del cáncer testicular las hace más susceptibles al tratamiento y a una muerte más temprana.

"El calor podría ofrecer una vía de tratamiento para otros tumores malignos", señaló el artículo.

El cáncer testicular es apenas el 1 por ciento de todos los cánceres que sufren los varones en Estados Unidos, donde cada año unos 8 mil reciben ese diagnóstico y unos 390 mueren como consecuencia del mal.

El cáncer testicular ocurre con mayor frecuencia entre las edades de 20 y 39 años, y es la forma más común de cáncer en los hombres de 15 a 34 años. Asimismo, es más común en los blancos, sobre todo entre los de ascendencia escandinava.

"Si logramos determinar en qué forma el calor puede ayudar naturalmente en la eliminación de las células del cáncer testicular, quizá podamos hacer que ocurra lo mismo en otros tumores sólidos", indicó Robert Getzenberg, profesor de investigación urológica en Johns Hopkins.

"Más del 80 por ciento de los hombres que sufre un cáncer extendido de los testículos logra sanar", añadió. "En otros cánceres, la tasa de cura es mucho más baja".

Y aunque se consideraba sumamente posible de atender incluso antes de que se le diagnosticara a Lance Armstrong en 1996, la batalla pública del deportista contra la enfermedad y el hecho de que haya ganado después siete veces el Tour de Francia hicieron que su recuperación llamara la atención de la prensa.

En este tipo de cáncer, el tumor comienza en los testículos, que tienen una temperatura de 3 a 5 grados Celsius menos que la del resto del cuerpo para preservar el esperma, que es muy sensible al calor.

Los científicos de Johns Hopkins creen que cuando las células del cáncer de Armstrong se propagaron a áreas más calientes del cuerpo, el aumento de la temperatura puede debilitar la estructura proteínica dentro del núcleo de esas células.

Este debilitamiento hizo que el ácido desoxirribonucleico quedara más vulnerable a la terapia química y de radiación.

"El calor está en el centro de muchos cambios celulares", según Donald Coffie, profesor de urología y oncología en la Johns Hopkins.

"El calor promueve de todo, desde la reproducción al combate de infecciones, y ahora quisiéramos dominar su poder para la lucha contra el cáncer", añadió.

El entender la base de lo que el grupo llama "el efecto Lance Armstrong" podría llevar a vías para atender mejor otros tipos de cáncer, señalaron los investigadores.

Entre los escépticos figura el doctor Michael Thun, de la American Cancer Society (Sociedad Estadounidense del Cáncer), quien consideró la idea como "absoluta especulación", así como Craig Nichols, el médico de Armstrong.

"No hay evidencias directas ni indirectas que apoyen siquiera remotamente esta hipótesis", dijo Nichols, especialista en el Instituto de Cáncer de la Universidad de Ciencias y Salud en Oregón.

La Sociedad Estadounidense del Cáncer estima que el padecimiento testicular se diagnosticará este año a 8.250 hombres, de los que más de 95 por ciento seguiría vivo cinco años después, incluso si la enfermedad se propagara a los ganglios linfáticos cercanos. Un 72 por ciento sobreviviría si el cáncer se propaga a otras zonas.

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