En los documentos filtrados por WikiLeaks también queda en evidencia la sospecha norteamericana de que la política rusa está en manos de Vladimir Putin, a quien se juzga como un político de corte autoritario.
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Del primer ministro italiano Silvio Berlusconi se detallan sus "fiestas salvajes" y se expone la desconfianza profunda que despierta en Washington.
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Tampoco muestra la diplomacia estadounidense un gran aprecio por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a quien se sigue con gran meticulosidad acerca de cualquier movimiento para obstaculizar la política exterior de Estados Unidos.
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