Comisión 9/11 entregó informe final
Los 10 miembros de la comisión bipartidaria propusieron en el informe la creación de un "centro nacional de contra-terrorismo" para unificar la labor de inteligencia y la planificación operativa a cargo de un "director nacional de inteligencia".
"En todos los organismos del gobierno fallaron la política, las capacidades y la gestión" para luchar contra el terrorismo e impedir los atentados del 11 de setiembre de 2001", sostiene el documento. Denuncia también la "falta de imaginación" de los responsables de la lucha contra el terrorismo.
"Ninguna de las medidas aprobadas por el gobierno estadounidense entre 1998 y 2001 obstaculizó o retardó la ejecución de los atentados de Al Qaida", que provocaron cerca de 3.000 muertos en Nueva York, Washington y Pensilvania (este), destaca asimismo el informe.
El documento de 567 páginas, divulgado en plena campaña presidencial, no es concluyente con respecto a las responsabilidades de la administración republicana de George W. Bush, en el poder desde enero de 2001, ni con relación al precedente gobierno del demócrata Bill Clinton.
"No creemos que los responsables del gobierno comprendieran la gravedad de la amenaza", señala el texto. "El terrorismo -precisa- no era una gran preocupación de seguridad nacional en las administraciones Clinton o Bush antes del 11 de setiembre" de 2001.
"El peligro terrorista representado por Osama bin Laden y Al Qaida no era un tema importante del debate político en la opinión pública, los medios de comunicación o el Congreso", reconoce. "En realidad, apenas se hizo referencia a ello durante la compaña presidencial de 2000".
La comisión independiente de diez miembros, cinco republicanos y cinco demócratas, que trabajó durante dos años, escuchó a miles de testigos y consultó dos millones de documentos, realizó varias recomendaciones.
Es necesario "unificar a los servicios de inteligencia con un nuevo director nacional de inteligencia" y crear un centro nacional anti-terrorista "para unificar la inteligencia estratégica y la planificación operacional contra los terroristas islamistas sobre el teritorio nacional y el extranjero".
También es necesario crear un "sistema para compartir los datos que supere las fronteras tradicionales en el seno del gobierno", aumentar la supervisión del Congreso sobre la lucha antiterrorista y fortalecer la capacidad de la Policía Federal (FBI) y la defensa del terriotrio.
Cuestionada, la CIA reconoció la falta de adaptación de los mecanismos de alerta sobre posibles atentados, pero rechazó la acusación según la cual no transmitió sus informaciones a otras agencias de inteligencia y no tenía una estrategia global contraterrorista antes de 2001.
Tras recibir una copia del informe final, el presidente estadounidense, George W. Bush, dijo este jueves que el gobierno hará todo lo que pueda para proteger al país.
Bush comentó que "reconocen lo que yo reconozco y los norteamericanos reconocen: que aún existe una amenaza".
"Y nosotros en el gobierno tenemos la obligación de hacer todo lo posible para proteger al pueblo estadounidense", dijo a periodistas en los jardines de la Casa Blanca.
La Casa Blanca se resistió durante mucho tiempo a establecer una comisión de ese tipo, solicitada por el Congreso y familias de las víctimas, temiendo que ésta instancia pudiera ser utilizada por la oposición demócrata para atacar y poner en aprietos al gobierno del presidente George W. Bush.
Creada el 27 de noviembre de 2002, la Comisión Nacional sobre los Ataques Terroristas contra Estados Unidos tiene 10 miembros, cinco republicanos y cinco demócratas.
La comisión está encabezada por Thomas Keane, ex gobernador republicano de New Jersey, mientras que el respetado ex congresista demócrata Lee Hamilton se desempeña como vicepresidente.
La comisión recibió amplios poderes para investigar minuciosa y extensamente las debilidades o fallas dentro de varias agencias federales relacionadas con los eventos del 11 de septiembre de 2001, que provocaron casi 3 mil muertos.
Los interrogados
Más de mil testigos fueron citados para declarar ante la Comisión, incluyendo a:
Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa.
Colin Powell, Secretario de Estado.
George Tenet, ex jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Condoleezza Rice, Consejera Presidencial de Seguridad.
Bill Clinton, ex presidente de Estados Unidos (1993-2001).
Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos (1993'2001).
También fueron interrogados, a puerta cerrada y sin juramento:
George W.Bush, presidente de Estados Unidos.
Richard Cheney, vicepresidente de Estados.
Los comisionados revisaron cerca de dos millones de páginas de documentos.
Los principales puntos de los 16 informes preliminares ya difundidos por la comisión independiente que investiga los atentados del 11 de septiembre de 2001, son los siguientes:
La Central Americana de Inteligencia (CIA) no elaboró una estrategia operacional que le permitiera conducir una guerra contra el terrorismo antes del 11 de septiembre.
El ex director de la CIA, George Tenet, y sus predecesores no pusieron en marcha "los instrumentos de gestión necesarios para hacer funcionar a la comunidad de inteligencia de manera que cada agencia pueda administrar y racionalizar el uso de sus recursos en función de sus prioridades".
La Comisión, compuesta por cinco demócratas y cinco republicanos, se pregunta: "¿Quién es realmente responsable de los servicios de inteligencia?". Destaca que la CIA -aunque dirige en principio el conjunto de actividades- es sólo una parte débil de él (los servicios de inteligencia).
La Oficina Fedeal de Investigaciones (FBI), "jamás estableció una evaluación del conjunto de las amenazas terroristas contra el territorio estadounidense" y "no disponía de medios adecuados para emplear plena y eficazmente todas las informaciones que recolectaba".
El FBI "no tenía un número suficiente de traductores competentes en árabe y otros idiomas útiles".
Bajo la presidencia de George W. Bush, "la nueva estrategia antiterrorista del FBI no era en 2001 una preocupación del departamento de Justicia", cuyos objetivos prioritarios eran la "reducción de los homicidios y el tráfico de droga".
La colaboración entre la CIA y el FBI era insuficiente.
La Administración de Aviación Civil estadounidense (FAA) ignoró el riesgo de desvío de aviones comerciales en vista de los atentados suicida en los meses que precedieron a los ataques del 11 de septiembre y no tomó todas las medidas de seguridad necesarias.
La Fuerza aérea y la defensa aérea estadounidense no estaban en absoluto preparadas para enfrentar un ataque terrorista mayor sobre el territorio estadounidense.
Bomberos y policía de Nueva York no pudieron trabajar conjuntamente durante los atentados del 11 de septiembre porque no disponían de un sistema que permitiera coordinar las tareas de rescate.
"Ausencia de pruebas creíbles de que Irak había cooperado con Al Qaeda para cometer los ataques contra Estados Unidos", aunque las informaciones mencionaron contactos entre el ex régimen de Saddam Hussein y la red de Osama ben Laden.
Ningún indicio mostró que el Estado saudita y miembros del gobierno de Ryad hayan colaborado financieramente con Al Qaeda.
El apoyo de Pakistán al régimen de los talibanes les ayudó a dar refugio a Osama ben Laden frente a la presión internacional y a las sanciones de Naciones Unidas.