Autoridades temen "miles" de muertos
La gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, contenía las lágrimas mientras ordenaba la salida de los refugiados de esta ciudad azotada por las inundaciones y múltiples saqueos que la policía no podía detener.
Dos diques se rompieron el martes y el agua inundó la ciudad un día después de que Nueva Orleáns pareció haber escapado a la destrucción generada por Katrina.
Aproximadamente el 80 por ciento de la urbe, ubicada entre 6 y 8 pies bajo el nivel del mar, se encontraba inundada, en algunas partes hasta en 6 metros (20 pies) de profundidad, con kilómetros y kilómetros de casas sepultadas bajo el agua.
"La situación es insostenible", dijo Blanco en una conferencia de prensa. "Es simplemente desgarradora".
"Pensamos que van a pasar de 12 a 16 semanas antes que la gente pueda volver", manifestó el alcalde de Nueva Orleans al canal ABC. "Y otro de los temas que me preocupa es tener cadáveres en el agua. En algún momento los cadáveres van a comenzar a crear una enfermedad grave".
Blanco reconoció que los saqueos eran un problema serio, pero dijo que las autoridades tenían que concentrarse en los sobrevivientes.
La embajada hondureña en Washington avisó que desconoce el paradero de más de 125 mil de sus ciudadanos que residen en la zona, y que su consulado en Nueva Orleans fue destruido por las secuelas del huracán, dijo Daniel Hernández, ministro consejero en dicha representación.
Aumentan los muertos
Tan sólo un condado de Misisipí la cifra de muertos era de cuando menos 100, y las autoridades están "muy, muy preocupadas de que el número de muertos sea mucho más alto", dijo Joe Spraggins, director de Defensa Civil del Condado de Harrison, donde quedan las ciudades de Biloxi y Gulfport.
Treinta de las víctimas en el condado fallecieron cuando un edificio de apartamentos ubicado frente a la playa se derrumbó al ser impactado por una ola de 78,5 metros (25 pies) de altura cuando Katrina azotó la costa del Golfo de México con vientos de hasta 233 kilómetros por cada hora (145 millas por cada hora).
Las autoridades de Luisiana dijeron que se temía que hubiera muchos muertos en el estado, lo que convierte a Katrina en una de las tormentas más letales en azotar Estados Unidos en décadas.
Crece la desesperación
Las autoridades dijeron que se produjeron saqueos en Biloxi y Nueva Orleáns, en algunos casos frente a la policía y la Guardia Nacional.
En la calle Canal, la principal avenida en el distrito financiero de Nueva Orleáns, los saqueadores se desplazaban con dificultad en el agua que les llegaba a la cintura y abrían las verjas de acero frente a varias tiendas de ropa y de joyería.
Se le preguntó a un hombre, que tenía unos 10 pares de pantalones vaqueros bajo su brazo izquierdo, si estaba rescatando cosas de su tienda.
"No", respondió gritando, "¡esa tienda es de todos!"
Los saqueadores en un Wal-Mart cargaban carritos de supermercado con hornos de microondas, hieleras y juegos de cuchillos. Otros salían de una tienda de artículos deportivos cargados de zapatos y camisetas.
Después de sobrevolar las zonas afectadas desde el aire, el gobernador de Misisipí, Haley Barbour, dijo que la zona impactada por Katrina se veía como Hiroshima tras la bomba atómica.
El alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin, dijo que cientos -si no es que miles- de personas podrían seguir atrapadas en los tejados y en áticos, por lo que los botes de rescate dejaban de lado los cadáveres.
"Ni siquiera nos estamos haciendo cargo de los cadáveres", dijo Nagin. "Sólo los están haciendo a un lado".
Desalojo obligatorio
La inundación en Nueva Orleáns empeoraba en cuestión de minutos el martes por la noche, lo cual provocó el desalojo de hoteles y hospitales y un audaz plan para arrojar enormes sacos de arena desde helicópteros para obstaculizar el paso del agua en uno de los diques rotos.
La ciudad, de 480 mil habitantes, no tenía agua potable y podría estar sin electricidad por semanas.
Con el nivel del agua elevándose peligrosamente dentro del Superdome, la gobernadora Blanco dijo que se tendría que evacuar a las decenas de miles de refugiados guarecidos allí y en otros refugios de Nueva Orleáns.
Blanco pidió a los habitantes que pasaran el miércoles en oración. "Eso sería lo mejor para tranquilizar nuestro espíritu y agradecerle a nuestro Señor por haber sobrevivido", señaló.
"Lentamente, gradualmente, nos recuperaremos; sobreviviremos, reconstruiremos", dijo con lágrimas en los ojos.
Panorama desastroso
Un vistazo de la devastación desde un helicóptero sobre la zona de Nueva Orleáns reveló a personas de pie en los tejados mientras esperaban los botes de rescate. Una hilera de ambulancias que se requería con urgencia estaba en la carretera, pues el agua les impedía el paso.
Los carros de la montaña rusa sobresalían del agua en el parque de diversiones de Six Flags y se veía a cientos de presidiarios junto a una carretera porque la cárcel donde estaban recluidos se inundó.
La senadora Mary Landrieu se persignó al ver la parroquia de San Bernardo, donde sólo podían verse los tejados por encima del agua. "Toda la parroquia ha desaparecido", dijo Landrieu.
El presidente George W. Bush dijo el miércoles que su gobierno adoptó con premura medidas para salvar vidas y proporcionar ayuda a innumerables víctimas del huracán Katrina, y reconoció que la recuperación "llevará años".
"Nos encaramos a uno de los peores desastres naturales en la historia de nuestra nación", dijo el mandatario en una conferencia de prensa horas después de haber visitado el área.
"Será una recuperación difícil", indicó, y agregó que el impacto del huracán podría extenderse más allá de los cuatro estados costeros más castigados.
"Nuestros ciudadanos deben comprender que esta tormenta interrumpió la capacidad para producir y distribuir gasolina", afirmó el mandatario.
Rodeado por varios miembros de su gabinete, Bush enumeró las medidas adoptadas para ayudar a las víctimas de la tormenta.
Indicó, por ejemplo, que serán trasladadas miles de personas refugiadas en el estadio Superdome de Nueva Orleans para ser trasladadas al Astrodome de Houston.
Han sido enviados equipos médicos, de busca y rescate, dijo el presidente.
La Guardia Costera rescató casi dos mil personas, agregó.
Bush dijo que el Pentágono contribuyó a las operaciones de ayuda y dijo que ordenó al secretario de Energía Sam Bodman que colabore con las refinerías para "aliviar cualquier carestía mediante créditos" en especie.
Además de los esfuerzos gubernamentales, Bush animó al sector privado a efectuar donaciones en metálico.
Aunque Bush no minimizó los daños causados por Katrina, se expresó con optimismo al dirigirse a las víctimas que perdieron sus casas, bienes y empleos.
"Confió que con tiempo recuperarán su normalidad, florecerán nuevas comunidades y la gran ciudad de Nueva Orleans será reconstruida, y con ello, Estados Unidos será un lugar mejor y más fuerte", dijo el mandatario.
Durante todo el día martes se vio a helicópteros rescatando sobrevivientes por medio de cables. Las víctimas se hallaban sobre los tejados de sus viviendas aisladas por la inundación. El Servicio de Guardacostas informó que rescató a unas 1.200 personas.
"Hablé con paramédicos que se encuentran en la zona y la devastación es tan grande que no dejarán de contar (cadáveres) durante un buen rato", dijo Mark Williams, supervisor de operaciones de un servicio de ambulancias que opera en la costa de Misisipí.
Decenas de miles de personas requerirán permanecer en albergues durante semanas, si no es que meses, dijo Mike Brown, director de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
El peligro posterior
Agregó el funcionario que una vez que las aguas se retiren, la ciudad "va a ser increíblemente peligrosa" debido al daño estructural a los hogares, las enfermedades transmitidas por los animales muertos y las sustancias químicas almacenadas en los hogares, dijo.
Aproximadamente 40 mil personas se encontraban en refugios de la Cruz Roja a lo largo de la costa del golfo.
Las autoridades le advirtieron a la gente que no regresara a sus hogares, pues eso sólo interferiría con los esfuerzos de rescate y recuperación.
El total de muertos no incluye a las 11 personas que murieron en el sur de Florida cuando Katrina, en ese entonces mucho más débil (huracán categoría 1 con vientos de hasta 95 millas por cada hora), golpeó esa zona el jueves y viernes de la semana pasada.
Preocupan los saqueos
Un panorama desolador vivió Nueva Orleáns el martes, un día después del paso del huracán Katrina: helicópteros arrojaban sacos de arena sobre dos diques rotos mientras el nivel del agua seguía subiendo en las calles; la gobernadora planeaba evacuar al resto de los habitantes; los saqueadores vaciaban las tiendas y los médicos tenían que usar canoas para llevar suministros a los hospitales.
"Es el centro de Bagdad", dijo la turista Denise Bollinger, que tomaba fotografías de los saqueos en el Barrio Francés. "Es una locura".
El alcalde calculó que el 80 por ciento de Nueva Orleáns estaba debajo del agua, mientras que incontables habitantes seguían varados en sus tejados.
Los hospitales estaban quedándose sin electricidad y se esforzaban por hallar lugares para trasladar a sus pacientes. En una clínica había cristales rotos en el suelo y los enfermos y el personal habían caído al suelo tras resbalarse en los pisos mojados.
"Es como estar en un país del Tercer Mundo", dijo Mitch Handrich, jefa de enfermeras del Hospital de Caridad, donde el personal médico ventilaba a los pacientes a mano después de que se interrumpió la energía eléctrica y falló el generador de respaldo. Aún no se desalojaba a unos 300 enfermos.
"Simplemente estamos tratando de sobrevivir", dijo Handrich.
Fuera de control
Parecía que el histórico Barrio Francés se salvó de las peores inundaciones, pero sus tiendas recibían una muestra de lo peor de la naturaleza humana.
"El saqueo está fuera de control. El Barrio Francés ha sido atacado", dijo la concejal Jackie Clarkson. "Estamos empleando a los pocos policías que tenemos, ya exhaustos, para que controlen a los saqueadores, en lugar de enviarlos a labores de búsqueda y rescate cuando aún tenemos a personas en los tejados".
Mientras la senadora Mary Landrieu sobrevolaba el área en un helicóptero, un grupo de personas destrozó un cristal en un pequeño supermercado y se metió a robar.
En una farmacia del Barrio Francés, había personas que salían corriendo cargando canastas cargadas de comestibles y hieleras llenas de sodas, papas fritas y pañales. Un saqueador le disparó a otro, el cual fue trasladado a un hospital y sobrevivió.
"Estamos en medio de una tragedia nacional", dijo Sean Jeffries, un banquero de 37 años. "Pero conozco esta ciudad. Nos recuperaremos. Podrá llevar algún tiempo, pero nos recuperaremos".
Bush usará la reserva
El presidente George W. Bush decidió utilizar las reservas estratégicas federales de petróleo para ayudar a las refinerías afectadas por el huracán Katrina, informó el miércoles el secretario de Energía.
"En resumen, se hará", dijo el secretario, Samuel W. Bodman. "Anoche la decisión fue aprobada y creo que habrá un anuncio más tarde. Estamos haciendo todo lo posible para atender la situación".
La medida tiene como fin dar a las refinerías en el golfo de México un suministro temporal de crudo para sustituir los envíos de las plataformas marinas o los buques cisternas que no pueden descargar en los puertos afectados.
El Servicio Gerencial de Minerales de Estados Unidos dijo el martes que el 95 por ciento de crudo producido en el Golfo de México ha quedado interrumpido. Debido a ello, el crudo superó el miércoles nuevamente los 70 dólares por barril pero retrocedió rápidamente al ser conocida la noticia.
Ocho refinerías han quedado paralizadas debido a los estragos de Katrina y la mitad de ellas producen gasolina.
El papa Benedicto XVI dijo el miércoles que oraba por las víctimas del "trágico" huracán que devastó parte del sur de Estados Unidos y exhortó a los equipos de rescate a mantener los esfuerzos en favor de los sobrevivientes.
En un telegrama de condolencias, Benedicto XVI dijo estar "profundamente entristecido" tras enterarse de que el huracán Katrina desató su furia contra los estados de Luisiana, Misisipí y Alabama, en la costa atlántica, el lunes en la madrugada.
El telegrama, enviado por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano, dijo que el Sumo Pontífice oraba por las víctimas y ofreció su consuelo a sus familiares.
"Su santidad también ora por los trabajadores de rescate y todas las personas que participan para darle ayuda a las víctimas del desastre, animándolos a perseverar en sus esfuerzos para dar ayuda y apoyo", indica el telegrama.
Reparan energía eléctrica
Las empresas eléctricas de todo el país comenzaron a enviar equipos de técnicos a las zonas que azotó Katrina a fin de ayudar a restablecer los servicios a una zona tan devastada que pasarán semanas e incluso meses hasta que las luces vuelvan a brillar en muchos lugares.
"Es una catástrofe. Las condiciones de trabajo son peligrosas. Hace calor y hay humedad", señaló David Botkins, portavoz de la empresa Dominion Virginia Power, que envió 200 trabajadores a los estados de Luisiana y Misisipi. "Todo el sistema de la red eléctrica en esas áreas ha quedado totalmente arruinado. Tienen que comenzar de cero".
"Parece que va a ser una tarea masiva", dijo Jim Owen, vocero de Edison Electric Institute, de Washington, un grupo de 200 empresas eléctricas.
En un acuerdo de asistencia mutua, las empresas enviaron a docenas y cientos de trabajadores a fin de evaluar los daños, levantar los postes de electricidad, instalar cables, limpiar los escombros, podar árboles y coordinar vivienda y alimentos para el personal.
Una firma de preparación de alimentos se ofreció el martes a acompañar a 125 trabajadores de la empresa Tampa Electric Co. que viajaban hasta Baton Rouge, Luisiana.
La empresa American Electric Power Co., la mayor de Estados Unidos, envió mil trabajadores y contratistas, un número mayor a los 800 que envió a la Florida el año pasado para asistir después del huracán Jeanne.
Las empresas de Carolina del Norte contribuyeron por lo menos con 1.800 trabajadores, para dar asistencia por lo menos por dos semanas.