Murió John Evander Couey
John Evander fue convicto de asesinato en primer grado. Fue acusado de haber entrado en febrero de 2005 a la residencia de Jessica Lunsford mientras dormía, llevársela a una casa rodante vecina y violarla varias veces, para luego sepultarla viva tres días después en el patio envuelta en bolsas de basura.
Durante casi un mes la Policía buscó a la pequeña en los alrededores de su residencia en Homosassa (oeste de Florida), pero no fue descubierta sino hasta que Couey, arrestado en otro estado por un delito distinto, confesó haberla sepultado a escasos metros de donde la secuestró.
"El asesinato de Jessie fue atroz y cruel", dijo el fiscal Peter Magrino al jurado, al alegar que el crimen fue un mero intento de Couey para despistar a las autoridades que la buscaban.
El jurado también escuchó de un médico forense que la niña pudo haber tardado hasta cinco minutos en morir asfixiada cuando Couey la enterró.
Su abogado, Allan Fanter, intentó establecer en sala que Couey sufre retardo mental, y "creció en una época en que las enfermedades mentales estaban en el closet", buscando remedio en las drogas ilegales.
El acusado, que enfrentó el juicio jugando con lápices de colores en cuadernos sin levantar la cabeza, tenía "un defecto de nacimiento (orejas deformes que le hicieron objeto de burlas), enfermedad mental y posiblemente una lesión en la cabeza", dijo Fanter.
Un psicólogo forense aseguró en sala que Couey tiene ligero retardo mental, hecho que probado puede salvarlo de la pena de muerte.
El crimen provocó una enorme indignación y se convirtió en punta de lanza de activistas que reclaman duras penas contra los delincuentes sexuales en todo el país. El juicio tuvo que ser trasladado a Miami, a más de 480 km (300 millas) de donde se registró, por dificultades para formar un jurado imparcial.
Couey era un convicto delincuente sexual que se había mudado cerca de Lunsford sin avisar a las autoridades, como le requería la ley.
Si se hubiese registrado es posible que la Policía lo considerara sospechoso primario y hubiese podido rescatar a la niña durante los primeros días de la búsqueda.
Impulsada por el padre de Jessica, Mark Lunsford, Florida aprobó la "Ley Jessica" en 2006, que entre otras disposiciones provee condenas mínimas de 25 años en prisión y vigilancia electrónica de por vida para convictos por actos lascivos contra menores de 12 años de edad.
Según la Conferencia Nacional de Legislaturas, desde entonces unos 18 estados han "imitado" disposiciones de esa ley, con algunas variantes. La violación o agresión sexual de un menor de 12 se castiga con la inyección letal ahora en por lo menos seis estados.