Las lágrimas de cocodrilo y otras curiosidades de uno de los animales más temidos y traficados del mundo

Conocemos a los cocodrilos mayormente por su ferocidad y peligrosidad. Sin embargo, son animales inteligentes, con muy buena memoria y gran sentido de dirección, lo que los ha hecho sobrevivir durante los últimos 200 millones de años. A que no sabías estas cosas de ellos.

Por:Univision

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Los ojos de los cocodrilos reflejan luz haciendo la visión nocturna posible. Tienen visión a color y ven muy bien durante el día. Su iris es plateado con una capa de tejido ubicada en la parte posterior de la retina. Esto es lo que hace que refleje luz y que sus ojos brillen en la oscuridad.

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Como todos los reptiles, los cocodrilos son de sangre fría. Esto no favorece en nada cuando hablamos de incubar huevos así que la hembra se las ingenia construyendo una incubadora. Con su cola recoge vegetación y ahí entierra sus huevos.

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Los cocodrilos reemplazan sus dientes de forma continua durante toda su vida. Si pudiéramos hacer una radiografía de la boca de un cocodrilo podríamos ver hasta 5 dientes en distintas etapas de crecimiento. El animal los cambia de 2 a 3 veces al año, aunque no estén dañados. A lo largo de su vida pueden llegar a tener hasta 3,000 dientes. ¿Qué característica tan peculiar? Sería ventajoso para nosotros los humanos poder hacerlo. Imagínense, tendríamos dientes toda la vida y quizás no necesitáramos un dentista.

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Su mandíbula contiene 24 dientes afilados, con los cuales pueden desgarrar y triturar, pero no masticar. Esto sucede porque no tienen dientes cortantes. Tienen forma de cono y sirven para sujetar a sus presas. Además, ¿sabías que los cocodrilos pueden comer una sola vez al año?

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Los cocodrilos andan con la boca abierta y créanme, no es porque se encuentren continuamente sorprendidos. Su cuerpo se mantiene frío cuando están en el agua. Cuando descansan fuera del agua entonces el sol hace que su temperatura corporal aumente excesivamente. Para evitarlo abren la boca y así aumentan la transpiración.

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La fuerza de la mordida de un cocodrilo es de más de 5,000 libras por pulgada cuadrada. A pesar de tener esta fuerza no son capaces de abrir su hocico si lo mantienes sujetado con una simple cinta adhesiva. Curioso, ¿verdad?

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Sabías que el sexo de los cocodrilos se determina a base de la temperatura del huevo. Impresionante, ¿verdad? Los machos son perfeccionistas y se producen a una temperatura de 31.6 grados centígrados. Las hembras son más flexibles, así que nacen con una temperatura mayor o menor a la de los machos. Claro, esto puede variar según la especie.

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Acaso sabías que los cocodrilos lloran…sí, lloran. Y no solo lloran sino que lo hacen de forma continua. Esto es debido a que sus ojos necesitan estar siempre húmedos, en especial cuando están fuera del agua. Para eso tienen glándulas que segregan lágrimas. También lloran cuando devoran a sus presas, ¿será que no les gusta? No creo, simplemente sus glándulas lacrimales están situadas a muy pocos centímetros de las salivales, por lo tanto se estimulan constantemente cuando el animal come.

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Desde pequeños, estos animales poseen un tercer párpado transparente que protege el ojo cuando están sumergidos en el agua. Sin embargo, el tercer párpado no les permite enfocar así que dependen de otros sentidos cuando están bajo el agua.

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Cada año se venden más de 15 millones de pieles. Si hablamos del tráfico ilegal a nivel mundial, 10 millones son solo de cocodrilos. Aunque en muchos países se ha prohibido cazarlos, en muy pocos se ha limitado la venta de productos fabricados con él.

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El cocodrilo puede mantenerse sumergido en el agua hasta 2 horas. Siendo un animal que respira oxígeno, ¿Cómo lo hace? Aunque parezca extraño, los cocodrilos pueden permanecer sumergidos por largos periodos de tiempo aunque tenga bajos niveles de hemoglobina (proteína que almacena oxígeno). Esto se debe a que su hemoglobina tenga características únicas. Cuando están sumergidos, el dióxido de carbono (CO ₂) aumenta y se disuelve en bicarbonato, el cual se une a la hemoglobina obligando a que se desprenda el oxígeno almacenado. Ese oxígeno se une a los tejidos eliminando la necesidad de tener que salir a la superficie frecuentemente.

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