Matan a sospechoso en metro de Londres
Un testigo dijo que policías vestidos de civil persiguieron a un hombre hasta un vagón del metro, y uno de ellos lo mató de cinco balazos.
La muerte del sospechoso a manos de la policía británica se produjo al día siguiente de los ataques contra tres trenes del metro y un autobús londinenses, los segundos atentados en Londres en dos semanas.
Mark Whitby, un testigo que se encontraba en la estación Stockwell (donde ocurrió el tiroteo), afirmó que el hombre parecía de origen asiático.
Uno de los agentes "corría con una pistola en la mano (parecía una automática). Luego le empujaron al suelo, le golpearon en la cabeza y le dispararon cinco veces", dijo el testigo.
La policía confirmó que poco después de las 10 a.m. de la mañana, agentes armados ingresaron a la estación Stockwell del subterráneo.
"Un hombre fue encarado por los agentes y baleado. El Servicio de Ambulancias de Londres se dirigió a la escena. El hombre fue declarado muerto en el sitio", indicó el comunicado.
Todos los pasajeros del tren fueron evacuados y la policía acordonó los alrededores de la estación de Stockwell, que se encuentra a sólo una parada de la estación Oval, donde se produjo uno de los atentados fallidos del jueves.
La policía del transporte dijo que las líneas Norteña y Victoria del metro fueron paralizadas por el tiroteo. Pasajeros dijeron que el hombre -descrito como de origen asiático- corrió hacia un tren, perseguido por la policía, y tropezó.
Los policías "empujaron [al hombre] al suelo y le descargaron cinco balazos. Él está muerto", dijo Whitby, el testigo entrevistado por la cadena BBC. "Parecía como un zorro acosado. Estaba petrificado".
Whitby agregó que parecía que el hombre no llevaba nada, pero vestía un pesado abrigo -Londres está en el momento más álgido del verano- que parecía rellenado.
"Estábamos en el metro y de repente oímos a alguien decir '¡apártense, apártense!' y entonces se escucharon los disparos", dijo el pasajero Briony Coetsee.
Alistair Drummond, del Servicio de Ambulancias de Londres, dijo que los paramédicos fueron llamados a la estación a las 10:10 a.m. (09:10 GMT).
La muerte del sospechoso a manos de la policía se produjo en el marco de una intensa cacería lanzada para atrapar a los responsables de los fallidos atentados del jueves, que habrían podido ensangrentar Londres, donde aún no se terminó de dar sepultura a los 56 muertos dejados por los ataques de hace dos semanas.
Briony Coetsee, de 23 años, que se hallaba el viernes en el metro en Stockwell, contó que escuchó gritar "salgan, salgan", y que luego oyó disparos.
"Alguien vestido de civil, que creo que era un policía, sacó un revólver y empezó a disparar y nos gritó que saliéramos" del vagón del metro, agregó la mujer.
Según Whitby, la policía disparó contra el hombre cinco veces desde una distancia muy corta, después de que el sospechoso saltó del tren.
El tren estaba parado en la estación de Stockwell, con las puertas abiertas cuando el hombre salió corriendo, perseguido por policías vestidos de civil, contó a la BBC.
Este nuevo incidente vendrá seguramente a agregarse al impacto psicológico que han dejado los dos ataques terroristas que ha vivido la capital británica en dos semanas, y que han provocado en los londinenses temores de que su ciudad sea el objeto de una campaña terrorista.
Muchos londinenses contaban el viernes que ya no se sentían seguros en el metro, y que tampoco se pueden sentir seguros en los famosos autobuses rojos de dos pisos, símbolo de esta ciudad, y que han sido también objetos de los ataques de los terroristas, el 7 de julio y ayer jueves.
En otro desarrollo de la alerta terrorista que vive Londres, la policía rodeó una mezquita en el este de Londres, tras los incidentes en el metro de Stockwell.
Al parecer, la decisión de rodear la mezquita se tomó después de encontrarse unos paquetes sospechosos, pero creen que se trató de una falsa alarma.
La red terrorista Al Qaeda reivindicó el viernes en internet los nuevos atentados de Londres, en un comunicado firmado por las "Brigadas Abu Hafs al Masri", que llevan el nombre de un jefe de la red de Osama ben Laden muerto en la guerra de Afganistán.
La autenticidad de la declaración no pudo ser verificada y ha habido dudas sobre la veracidad de atribuciones previas del grupo.
La declaración colocada el viernes en un sitio islámico de internet se atribuyó responsabilidad por los últimos ataques contra el sistema de transporte público en Londres.
El grupo, la Brigada Abu Hafs al Masri, se atribuyó también responsabilidad por los ataques del 7 de julio, que mataron a 56 persnasm, incluyendo los cuatro presuntos atacantes.
"Nuestros ataques en lo profundo de la capital de los infieles británicos son solamente un mensaje a otros gobiernos europeos de que no vamos a aplacarnos y cruzarnos de brazos mientras hasta que los soldados infieles salgan de la tierra de los dos ríos", dijo la declaración, en alusión a la prensencia de triopas extranjeras en Irak.
El martes, otra declaración a nombre del mismo grupo amenzó con lanzar "una guerra sangrienta" contra las capitales de los países europeos que no retiren sus tropas de Irak en un mes".
"Aunque bendecimos esos ataques, nuestros próximos ataques serán infernales para los enemigos de Dios", dijo la última declaración.
"Atacaremos en los corazones de capitales europeas, em Roma, Amsterdam, y en Dinamarca, cuyos soldados están aún en Irak con sus amos británicos y estadounidenses", añadió la declaración.
Las Brigadas Abu Hafs al Masri están nombradas por el alias de Mohammed Atef, el allegado de Ben Laden que murió en un ataque aéreo estadounidense en Afganistán en noviembre del 2001.
Expertos han dicho que el grupo no tiene un historial demostrado de ataques, y hacen notar que se ha atribuido rerpsonsabilidad por eventos en los que es sumamente improbable que haya tenido patrte, como los apagones del 2003 en Estados Unidos y Londres, que fueron causados por problemas técnicos.
Por otro lado, investigadores revisaban el viernes evidencia en busca de huellas dactilares, rastros de ADN y otras pistas en una serie de explosiones simultáneas en tres trenes subterráneos y un autobús que fueron muy similares a los mortales ataques suicidas de apenas dos semanas atrás.
Nerviosos viajeros -que habían visto los servicios reducidos por los ataques previos- enfrentaban el viernes nuevos cierres en el metro, al tiempo que trataban de ajustarse a la renovada amenaza del terrorismo.
La policía no comentó sobre la búsqueda de sospechosos, pero testigos describieron haber visto a hombres huyendo de varias escenas de los ataques.
Dos hombres fueron arrestados -uno cerca del lugar de uno de los ataques y otro cerca de la residencia del primer ministro Tony Blair, pero ambos fueron dejados en libertad sin ser acusados, dijo la policía.
Los dispositivos empleados en los ataques del jueves eran pequeños o defectuosos, y las autoridades dijeron que la única lesión reportada fue un ataque de asma.
Pero las explosiones causaron agitación en una capital aún sacudida por ataques que el 7 de julio causaron la muerte de 56 personas, incluyendo los cuatro presuntos autores.
El primer ministro Blair dijo: "No podemos minimizar esta clase de incidentes. Los realizan para asustar y preocupar a la gente".
En una conferencia de prensa junto a su colega australiano John Howard, el mandatario británico dijo que por el momento no podía expresar conjeturas sobre la autoría de los ataques.
El comisionado de policía, Ian Blair, dijo que pruebas forenses halladas en el lugar permitirían "un avance importante" en la investigación. Añadió que no está claro si las dos series de ataques están vinculadas.
"Está claro que la intención fue matar", dijo el jefe policial en conferencia de prensa. "Esto no se hace con otras intenciones".
Los expertos señalaban el viernes que los cuatro autores de los atentados fallidos del jueves dejaron una serie de indicios, que Mike Granatt, un consejero gubernamental para la lucha antiterrorista, calificó de "mina de oro".
Entre esas pistas, la policía examinaba el viernes las cuatro bombas que no explotaron, abandonadas la víspera por los autores de los segundos atentados registrados en Londres en dos semanas, que según Scotland Yard estaban diseñados "para matar".
Los policías "quizás tengan huellas digitales y material que pueden examinar y comparar para encontrar el resto de los componentes utilizados y nuevas pistas sobre el fabricante de las bombas", dijo el experto.
Además, la policía puede contar con el material obtenido por las cámaras de televisión en las estaciones de metro, que ayudaron a seguir los movimientos de los terroristas responsables de la matanza del 7 de julio.
Asimismo, muchos testigos afirman que vieron a los presuntos atacantes.
La policía británica y el alcalde de Londres, Ken Livingstone, llamaron desde el jueves a los londinenses a colaborar enviándoles cualquier información, en especial fotos tomadas con sus celulares, para ayudar en la indagación de los ataques del jueves en tres metros y un autobús londinense.
El alcalde de la capital hizo un llamado "a todos los que puedan tener informaciones, a cualquiera que haya visto algo en las últimas semanas (...) que pudiera ayudarnos a identificar a los implicados con esos ataques".
Al igual que tras los atentados del 7 de julio, los londinenses pueden llamar a una línea antiterrorista o enviar a la policía por correo electrónico fotos, vídeos o imágenes tomadas con sus teléfonos móviles.
El jefe de Scotland Yard, Ian Blair, pidió sin embargo a los londinenses que tuvieran paciencia.
"Sólo proporcionaremos información sobre la investigación en curso cuando tengamos resultados", dijo, afirmando que era demasiado temprano para decir si los ataques de esta semana tienen relación con los atentados perpetrados por cuatro kamikazes musulmanes británicos hace dos semanas.
Pero reconoció que había similitudes con esa matanza, que dejó 56 muertos y 700 heridos.
Mientras tanto, los expertos divergen sobre las razones por las que no estallaron las cargas de las bombas, sólo los detonadores.
Pero muchos, entre ellos Michael Clarke, experto de King's College, coincide con el primer ministro Tony Blair, que aseguró el jueves que los ataques fueron perpetrados para "amedrentar" a la población.
"Es parte de una campaña terrorista, que busca crear una sensación de miedo", dijo. "Quieren hacer sentir que existe una amenaza permanente", agregó.