Inmigración
El pasado de Cristina en México: Capulhuac, la barbacoa, su infancia y su familia
En el pueblo de Capulhuac, México, en su mercado, sus fachadas de colores irregulares y sus hornos de barbacoa están fincados los recuerdos que han marcado la vida de esta famosa cocinera. Este es el pueblo en el que nació, la casa en la que pasó su infancia y algunos retratos de la familia que dejó atrás.
Esta es Cristina (la segunda por la izquierda) acompañada de algunos amigos en su fiesta de quince años. Era 1985. Esta imagen forma parte de una colección de fotos que le mandó Paco, a sabiendas de que al irse a EEUU no se había llevado ningún recuerdo de su familia en México.
Inger DíazEn esta otra foto de infancia aparece Cristina (izquierda) con tres de sus cinco hermanos.
Emma (izquierda) y Guille, dos de las hermanas de Cristina.
Al fondo se ve el puesto callejero de barbacoa del papá de Cristina Martínez en Toluca. A ese lugar iban a buscar sus tacos algunos destacados políticos del estado.
Karla, la única hija de Cristina que escapó con ella de Capulhuac, atesora esta foto tomada en Cancún el día en que se despidió de su madre. Esa tarde emprendía el viaje en dirección al desierto de Sonora, decidida a atravesarlo para buscar mejores oportunidades en EEUU.
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Esta imagen es de los días en que Isaías chico se reunió con su madre en Filadelfia y se integró a trabajar con ella y Benjamin en el carrito de barbacoa.
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La casa de los Martínez en Capulhuac, donde se crió Cristina, tiene dos pisos. Al frente está la barra que ella consiguió construir para vender comida cuando volvió de EEUU para tratar de recuperar a sus hijos.
En la casa era tradición obligada poner un gran altar de muertos en la sala donde todavía hoy conservan esta gran imagen de la Virgen de Guadalupe.

Al fondo de la casa, en la planta baja, está este viejo reloj de todos los santos. Un botón de muestra de la fe en la que fue criada Cristina.
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En el obrador, su hermano Paco aún prepara cada fin de semana la barbacoa y la pancita con la técnica que aprendió de su padre, el Rey de la Barbacoa. En el recipiente de la izquierda están las panzas (los estómagos de borrego) que se rellenan de las vísceras picadas y marinadas en jugos cítricos, con ajo, chile, cebolla y hierbas.
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Paco cuenta que cuando vivía su padre, en ese obrador se llegaban a cocinar más de 30 borregos cada fin de semana.
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Paco es el único miembro de la familia Martínez en México que conserva la tradición de cocinar la barbacoa tradicional en hoyo. Éste lo construyeron entre él y su padre, haciendo pruebas durante años hasta que dieron con los mejores materiales para conservar el calor.
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Así se ve la barbacoa acomodada y lista para cocerse en el horno. Al fondo están las panzas rellenas de vísceras, encima los trozos de carne de borrego, envuelta en membranas de grasa, bañada en jugos de naranja y acompañada de hojas de aguacate. En el mismo horno se ponen a cocer los garbanzos que acompañan el consomé de barbacoa.
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El horno se cierra y se sella con tierra mojada (lodo) para conservar el calor durante las horas (al menos 6) que tarda en cocerse la carne.
Inger DíazPaco y su esposa Nora venden los domingos su barbacoa en el mercado de San Buenaventura de Toluca.

La familia Martínez sigue reuniéndose siempre que pueden en el comedor de la casa en la que creció Cristina en Capulhuac. A principios de febrero pasado, celebraban el cumpleaños número 25 de Karla (con suéter a rayas), la hija de Cristina, mientras Paco seguía trabajando en el obrador.
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