La masa incandescente de lava que ha salido por las fisuras del volcán se ha desplazado lentamente hasta llegar al océano, añadiendo a la espectacular erupción impresionantes nubes tóxicas de ácido clorhídrico. Los vapores que genera el agua hirviente pueden producir infecciones pulmonares y afectar severamente los ojos y la piel.