Madre y maltratada: la historia de Naia, el esqueleto más antiguo de América encontrado en una gruta de México
Naia, cuyos restos fueron descubiertos en una cueva sumergida en 2007, vivió hace unos 13,000 años y cuando murió hacia los 15 años ya había tenido hijos. Ahora, nuevos datos de investigadores mexicanos arrojan datos sobre el esqueleto considerado por sus descubridores como el más antiguo y completo de América.
Los investigadores del proyecto arqueológico subacuático Hoyo Negro, en el sudeste de México, donde se localizó el esqueleto de Naia, ofrecieron esta semana nuevos datos sobre esta joven que vivió hace 13,000 años. En la imagen, se ve a dos buzos explorando la cueva subacuática.
Cortesía: Instituto Nacional de Antropología e Historia
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Hoyo Negro, una enorme cámara subterránea en la península de Yucatán que ahora está totalmente sumergida pero que hace miles de años era un lugar seco, y que está llena de restos de animales, fue descubierta en 2007.
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El esqueleto está considerado por sus descubridores como el más antiguo y completo de América. En la imagen, los descubridores realizan un proceso de desalinización de los restos.
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En 2014, el Instituto Nacional de Antropología e Historia informó del descubrimiento de Naia y de su importancia para reforzar la idea de que los primeros pobladores de América llegaron de Asia a través de lo que hoy es el Estrecho de Bering, como indicaron las diferentes pruebas de ADN realizadas a la mujer.
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Tras su descubrimiento, los investigadores depositaron los restos en una caja especial para poder trasladarlos hasta la superficie.
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Ahora, tras años de invetigaciones, se conoce más sobre la vida y muerte de Naia.
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Tras estudiar estudiar su cráneo, mandíbula, pelvis, brazos, piernas, costillas y la forma en la que el esqueleto quedó desperdigado en el fondo de este enorme agujero por el efecto de una caída de 30 metros y de la paulatina inundación, se tienen más detalles sobre cómo pudo ser la vida de esa joven del Pleistoceno y su muerte.
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Naia tenía entre 15 y 17 años, medía poco más de metro y medio, pesaba 50 kilos, era muy activa y en su dieta no había muchas proteínas, explicó James C. Chatters, codirector del proyecto.
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El estudio de su sacro, que estaba forzado, mostró a los científicos que ya había sido madre, aunque no saben cuánto antes de su muerte. Y las huellas de fracturas en los huesos de los brazos indicaron que posiblemente “había sido maltratada cuando era más joven”, indicó Chatters. En la imagen, varios investigadores retiran tres de los huesos del esqueleto de Naia en un tomógrafo.
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Naia pudo haber entrado en la cueva en busca de agua o de minerales necesarios para las mujeres embarazadas o que habían dado a luz, agregó el investigador. También hay indicios de que llevaba algo para iluminar la cueva, que no impidió que cayera por el agujero -que según el arqueólogo es una “trampa mortal”- y se fracturara la pelvis y muriera.
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Junto al esqueleto humano se encontraron restos de 44 especies animales, incluyendo perezosos gigantes, un puma que podría datar de la misma época que Naia, un ocelote, un tigre de diente de sable, cánidos y osos de cara corta. Los hallazgos de Hoyo Negro, que están muy bien conservados, ofrecen a los investigadores nuevos datos sobre la diversidad animal de la época y las extinciones de hace millones de años, pero su estudio ha supuesto un durísimo reto, señaló Pilar Luna, coordinadora del proyecto. Durante estos años, el acceso sólo ha podido hacerse a través de buzos altamente especializados por los riesgos que conllevan este tipo de inmersiones, apoyados con todo tipo tecnología, explicó. En la imagen, un cráneo de uno de los osos extinguidos.
Cortesía: Instituto Nacional de Antropología e Historia