Baja concurrencia en la marcha
Los manifestantes exigen una vía para que unos 12 millones de inmigrantes indocumentados adquieran la ciudadanía, y esperan que las marchas presionen al Congreso a fin de que actúe, antes de que las próximas elecciones presidenciales acaparen toda la atención política.
En conferencia de prensa Ché López, uno de los más reconocidos organizadores de la marcha dijo durante una conferencia de prensa"nosotros estamos aquí reconociendo a los obreros migratorios. A lo largo de la historia de los Estados Unidos, los obreros migratorios han construido la infraestructura y han hecho sus aportes a la economía americana" y rechazó en forma contundente el muro en la frontera con México. "Nosotros -comentó- queremos todos los derechos para los trabajadores migratorios. Nosotros queremos la reunificación de las familias".
Por televisión los medios transmitían desde temprano y en vivo los cánticos de los participantes que asistieron a la marcha. Los slogans más repetidos decían: ¡Ningún ser humano es un criminal!¡Somos trabajadores internacionales!¡No somos delincuentes, somos obreros internacionales!
López y Jaime Martínez, otro organizador, dijeron que esta vez la participación estuvo un poco más baja de la esperada. El año pasado asistieron aproximadamente unas 18 mil personas y aunque para este 1 de mayo estimaban a unos 30 mil participantes, la concurrencia fue menor.
Estudiantes de al menos dos escuelas secundarias, Brackenridge y Fox Tech que pensaban salir en horas del mediodía y unirse a la marcha, no materializaron su objetivo. La intención de participar se convirtió en un rumor.
"El debate, aquí, está fuera de sintonía comparado con otras áreas en el país," dijo A.J. Rodríguez, presidente y CEO del San Antonio Hispanic, de la Cámara de Comercio. "Ellos están predicando y uniéndose al coro aquí, porque muchas personas ya están del lado profesional del inmigrante."
Varios comerciantes de la ciudad admitieron que no sintieron ningún efecto de la llamada a un boicott económico al que se sumaran sus empleados.
David Montelongo, un inversionista en bienes raíces marcó la sustancial de diferencia de actitud en los obreros de la contratista con la que trabaja. "El año pasado me vi obligado a acorralar a los obreros para que terminaran de operar una de las máquinas, esta vez, no tuve tal desafío", concluyó.