En cuestión de un año Todd Kogut se hizo un experto en el cultivo de calabazas: la suya llegó a medir 6 pies y a pesar 1952 libras.
Todd Kogut cultiva por hobby una calabaza y esta llega a medir de 6 pies y pesar 1952 libras
La labor no fue nada fácil, reconoce el residente de Clinton, Nueva York, además de alimentarla con 75 galones de agua todos los días, se encariñó tanto con su cultivo que, vivió una “montaña rusa emocional” realizándolo.

Varios medios locales reportaron la hazaña del residente de Clinton, Nueva York, quien animado por un amigo experto en el cultivo de calabazas gigantes, comenzó a cultivar una. Aunque su amigo participa en competencias de calabazas de gran tamaño, la idea de Kogut era cultivar una solo por hobby y para saber de qué se trataba.
En mayo, Kogut plantó las semillas y transfirió la planta al jardín de su hermana Tia Elow. Ahí comenzó una rutina bastante rigurosa: todas las noches hay que cubrirla, hay que estar revisando el suelo para cerciorarse de que está recibiendo los nutrientes adecuados, agregar fertilizantes, enviar al menos una prueba de su tallo al laboratorio para analizar mejor sus necesidades y, en medio de todo esto, abastecerla con 75 galones de agua diarios.
La calabaza ganadora pesó 50 libras más
Después, cuando comenzó a crecer, Todd Kogut dice que atravesó "una montaña rusa emocional", porque comienzan las dudas y temores de saber si se estaba haciendo lo correcto con su cultivo “Tienes miedo de matarlo, te pones nervioso. Y luego, cuando comienza a crecer, te emocionas y tienes que lidiar con el clima”.
Superados los temores, en julio Kogut no solo vio que su calabaza crecía a un ritmo de 50 libras por día, también se animó a competir con ella en un concurso de calabazas gigantes: el Saratoga Giant Pumpkin Fest en Saratoga Springs, el 24 de septiembre.

El hobby se volvió adicción
Para su sorpresa, este novato cultivador se llevó el segundo lugar, gracias a que su calabaza no solo midió seis pies, pesó 1952 libras, solo 50 libras por debajo de la del ganador.
La experiencia le gustó tanto, que para el próximo Kogut quiere cultivar dos calabazas: "Después de que comienzas a hacer esto, se vuelde adictivo", asegura.
"Quiero que la gente las vea", dijo Kogut. "Me gusta mirar las caras de las personas cuando se acercan por primera vez, especialmente cuando nunca han visto algo así, sobre todo los niños pequeños".



















