Murió sentada en la sala de espera: abandonada por sus hijos, fallece mujer de 79 años en la Central de Autobuses de Puebla

María de Jesús Mundo vivió más de 20 años en la CAPU tras ser abandonada por sus tres hijos. Sufría problemas de salud graves y rechazaba ayuda, pese a la atención que recibió de la comunidad.

Video Muere anciana esperando a sus hijos en una banca en la central de autobuses de Puebla

PUEBLA, México.- A sus 79 años, María de Jesús murió sentada en la sala de espera de la Central de Autobuses de Puebla (CAPU), donde pasaba día y noche desde hacía décadas, tras ser abandonada por sus tres hijos en la terminal, según contó ella misma en una entrevista realizada un año atrás a Televisa Univision.

En aquella ocasión, la mujer aclaró que no llevaba cinco años viviendo en la CAPU, como se creía, sino veinte. Desde entonces, esperaba a sus hijos cada día, con la esperanza de que regresaran por ella.

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La mujer fue encontrada sin vida por trabajadores de la terminal, quienes notaron una inusual quietud y alertaron a los servicios de emergencia. Técnicos en atención prehospitalaria acudieron al lugar, pero confirmaron que ya no presentaba signos vitales.

La escena fue acordonada por personal de seguridad para evitar que curiosos se acercaran. Más tarde, peritos de la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE) y elementos del Servicio Médico Forense (Semefo) realizaron el levantamiento del cuerpo. Se espera que en las próximas horas se practique la necropsia de ley y se inicien los trámites legales correspondientes para su inhumación.

Con el paso del tiempo, su salud se deterioró. Presentaba problemas en una pierna y tenía uno de los pies visiblemente hinchado, lo que le dificultaba caminar e ir al baño. Sufría también inflamación de vejiga y debía usar pañales para adulto. La combinación de sus dolencias físicas y la falta de atención médica adecuada derivaron en una constante irritabilidad y un aparente cuadro depresivo.

María de Jesús se mostraba renuente a recibir ayuda

Pese a la notoriedad que alcanzó su historia, que llegó a viralizarse en redes sociales, María de Jesús se mostraba renuente a recibir ayuda y pedía a quienes la conocían que respetaran su privacidad.

No quería aparecer en medios ni ser grabada. Algunos ciudadanos poblanos intentaron apoyarla con alimentos o buscarle albergue, pero sus esfuerzos fueron generalmente rechazados por la mujer.

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En el sitio donde pasó los últimos años de su vida y en el que forjó rutinas marcadas por la espera y el abandono, terminó también su historia. Las autoridades informaron que los datos de su carpeta de investigación y su media filiación serán resguardados en caso de que sus hijos regresen algún día a buscarla.

La muerte de María de Jesús Mundo pone fin una historia de abandono familiar, olvido institucional y dolor silencioso. La terminal de autobuses que fue su refugio también se convirtió en su última morada, sin reencuentros ni despedidas.

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