NUEVA YORK.- Hay quien se mete a la alberca con zozobra, desconfiando de su higiene e incluso de plano evita nadar en ella, y si tú eres una de esas personas la realidad es que no estás del todo equivocado en sospechar en la limpieza del agua de una piscina pública o compartida.
La verdad incómoda de las albercas: el 53% de adultos admite usar la piscina como baño
¿Sabías que más de la mitad de los adultos alguna vez se han orinado en la alberca? Esto puede afectar la calidad del agua y la salud de quienes nadan, por lo que es importante considerar estos consejos de higiene.

Sabemos que no todas las albercas son iguales y que cada persona tiene diferentes medidas de higiene, pero también hay quien desafortunadamente no es consciente de ello; de hecho, una encuesta realizada a 2000 mil nadadores frecuentes reveló que el 53% de las personas adultas ha orinado en una alberca.
Y aunque el cloro hace su trabajo al neutralizar orina, tierra, sudor y otros fluidos corporales, al interactuar con estos elementos durante un tiempo prolongado pierde su potencia, causando al mismo tiempo, el fuerte y distintivo aroma del cloro que no debería estar tan presente en una alberca limpia.
Si una alberca huele mucho a “cloro”, no es buena señal, pues una piscina bien cuidada no debería oler a químicos fuertes. Ese olor tan característico no lo causa el cloro limpio, sino unas sustancias llamadas cloraminas, que se forman cuando el cloro reacciona con el sudor, la orina o los aceites del cuerpo. E s decir, si el agua no está bien tratada, esas cloraminas se acumulan y generan ese aroma fuerte que muchos asocian con limpieza, pero que en realidad indica lo contrario, explica el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

Otras acciones preocupantes incluyen enjuagar sus sandalias en el agua de la alberca, meter los pies para quitarse tierra o arena o nadar sin haber lavado su traje de baño adecuadamente con jabón. Es importante recordar que la calidad del agua no depende solo de los químicos, sino de que todos pongamos de nuestra parte.
Las enfermedades más comunes relacionadas con nadar en piscinas son diarrea, erupciones en la piel, infecciones de oído, neumonía o síntomas similares a la gripe, y la irritación de ojos o vías respiratorias, todas provocadas por la falta de hábitos de limpieza que tenemos en las albercas.
Por eso, la American Chemistry Council y la Pool & Hot Tub Alliance lanzaron la campaña Healthy Pools (Albercas Saludables), con la intención de crear conciencia sobre cómo nuestros hábitos pueden afectar la seguridad y limpieza de las albercas.
“Acciones simples como bañarse antes de entrar, evitar comer dentro de la alberca y lavar el traje de baño con jabón hacen una gran diferencia para mantener la seguridad de todos”, dice Sabeena Hickman, presidenta y directora general de Pool & Hot Tub Alliance.
Algunos otros consejos sencillos para evitar enfermedades incluyen enjuagarte antes para ayudar a eliminar sudor, desodorante, cremas y otros residuos que pueden ensuciar el agua, evitar meterte si estás enfermo, presentas diarrea o alguna infección en la piel y por supuesto, no orinar dentro de la alberca.
Esta nota se realizó en colaboración con TMX.
