SAN ANTONIO, Texas.- Cuando Jonathan Sustaita Cruz fue detenido por agentes de ICE en San Antonio, su familia tomó una decisión drástica: repatriarse voluntariamente a México para no estar separados.
“Perdimos todo”: ICE detiene a hispano en San Antonio y su familia decide repatriarse con él
Después de 12 años viviendo en San Antonio, una familia decidió regresar a México por voluntad propia luego de que el padre fuera detenido por ICE mientras esperaba la resolución de su perdón migratorio. Ahora enfrentan dificultades económicas, inseguridad y el reto de empezar de cero en Guanajuato.

Después de 12 años viviendo en Estados Unidos, su esposa, Johana Rodríguez, y sus dos hijos —ciudadanos estadounidenses— empacaron su vida entera y manejaron hasta Guanajuato para reencontrarse con él.

El 6 de agosto, Jonathan —quien no tenía antecedentes criminales y estaba en proceso de obtener un perdón migratorio— fue detenido cuando se dirigía a su trabajo en una zona de construcción junto a uno de sus hijos.
De acuerdo con la familia, varias patrullas lo interceptaron buscando a otra persona, pero al no contar con estatus legal fue esposado y trasladado al centro de detención de Pearsall.
“A mi esposo lo bajan, lo esposan de pies a manos y dice (mi hijo) a mí me dolió mucho verlo en la manera en que se lo llevaban, porque pues como animales los tratan. Y a mi hijo lo dejaron ahí en la camioneta, porque mi hijo sí es ciudadano”, dijo Rodríguez.
Detenido y sin medicamentos
Durante el mes que permaneció detenido, Jonathan dijo no haber recibido el medicamento que necesitaba para controlar su diabetes, por lo que pidió acelerar su deportación. Con ello, también se esfumaron los más de 15,000 dólares invertidos en su proceso migratorio.
Johanna, mientras tanto, vendió sus pertenencias para poder dejar el país junto con sus hijos.
El 1 de octubre emprendieron el viaje por carretera hacia Guanajuato, donde fueron recibidos por familiares.
Sin embargo, el trayecto estuvo marcado por la violencia: la familia denuncia que fue extorsionada por grupos delictivos: “Nos amenazaban que si no pagábamos nos iban a quitar todo, la camioneta y todo, y nos podía pasar algo”.
Ya instalados en México, los Sustaíta Cruz enfrentan el reto de comenzar de cero en un entorno desconocido.
Jonathan consiguió trabajo en una refinería, mientras Johanna continúa buscando empleo.
Su hijo menor ya está inscrito en una escuela primaria, aunque le cuesta adaptarse, y el mayor estudia en línea y planea enlistarse en el Ejército de Estados Unidos para intentar ayudar a regularizar el estatus migratorio de su padre.
La familia espera reunir dinero para retomar el proceso migratorio de Jonathan con la esperanza de regresar algún día a San Antonio, donde dejaron su hogar, su rutina y una vida que construyeron por más de una década.



















