Entre los hispanos es muy frecuente el uso de plantas con fines curativos o preventivos y muchos las prefieren en vez de las medicinas. Sin embargo, de todas las propiedades que se les atribuyen muy pocas han sido probadas y en Estados Unidos los remedios herbales son considerados suplementos alimenticios, por lo que no necesitan someterse a estrictas pruebas antes de venderse, según la Biblioteca Nacional de Medicina.