“Si esta tradición puede seguir por cientos de años, yo puedo seguir por estos días difíciles": Día de muertos en Chicago
El Día de Muertos no solo es una celebración, es un puente entre la vida y la muerte. Cada altar, cada flor y cada vela encendida guarda el recuerdo de quienes ya partieron, una muestra del amor que perdura y de una tradición que, aún lejos de México, sigue más viva que nunca.
El Día de Muertos es una de las celebraciones
más esperadas por el pueblo mexicano y para muchas personas alrededor del mundo
que han adoptado esta tradición. En ella, se honra a los seres queridos que han fallecido mediante la colocación de un altar con los objetos, alimentos y recuerdos que más les gustaban.
Es una fecha en la que el color, el aroma y la memoria se entrelazan para mantener viva la conexión con quienes ya partieron.
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Esta tradición
varía según el estado de la República Mexicana, ya que cada región conserva
su propia visión heredada de los pueblos originarios. Por ello, existen diferencias en la forma de colocar los altares e incluso en la manera de rendir tributo a los difuntos.
Sin embargo, hay elementos que se repiten en todo el país:
como el incienso de copal, los rezos y las flores de cempasúchil, que solo florecen en esta época del año y se reconocen por su color vibrante y su aroma característico.
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La creencia principal es la misma: se dice que los seres queridos regresan por unas horas para convivir con los vivos y compartir los alimentos que les gustaban.
Es una forma de mantenerlos presentes y, al mismo tiempo, de expresar respeto hacia la muerte, vista no como un final, sino como una transición.
Jorge Muñoz
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Aunque los días más conocidos son
el 1 y 2 de noviembre, la tradición mexicana comienza desde antes.
La fecha que marca el inicio del altar de muertos comienza, el 27 de octubre que se dedica a las mascotas; el 28, a las personas que murieron en accidentes o de forma trágica; el 29, a quienes fallecieron ahogados; el 30, a las almas del limbo —niños que murieron sin ser bautizados o bebés no nacidos—; el 31 y el 1 de noviembre se dedican a los “muertos chiquitos” o niños; y finalmente, el 2 de noviembre, a los Fieles Difuntos, los adultos.
Jorge Muñoz
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En Chicago, esta tradición se mantiene viva y fiel a sus raíces gracias a
quienes la han llevado más allá de las fronteras. Uno de ellos es el capitán
Roberto Ferreira, músico, pintor y danzante, quien trajo esta tradición
azteca-chichimeca a la ciudad hace más de 35 años.
Jorge Muñoz
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Ferreira recuerda cómo comenzó este camino.
“Se me ocurrió hacer la danza y alguien me vio, y se les ocurrió decir: oye, ¿por qué no vienes a danzar aquí y allá?”, dijo Roberto Ferreira, músico, pintor y danzante.
Jorge Muñoz
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La ceremonia, explica, inicia con una ofrenda de copal, cantos, rezos y el agradecimiento a los cuatro puntos cardinales, en respeto a la vida, la muerte y la naturaleza.
Sobre este momento, Deysi Garnica, educadora y trabajadora cultural, detalla el sentido espiritual del ritual.
“La tradición que nosotros practicamos empieza al bendecir a las flores —o como dijo Irecani, las flores nos bendicen a nosotros. Ofrecemos un poquito de humo de copal, los cantos, los rezos; todo es por medio de los instrumentos que cargamos y de las canciones que cantamos.”
Jorge Muñoz
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Ferreira asegura que la tradición
sigue más viva que nunca, sobre todo gracias a las nuevas generaciones.
“Sigue viva y sigue bien fuerte porque se ha ido enriqueciendo con muchos jóvenes, sobre todo muchos jóvenes entusiastas que siguen y quieren aprender y continuar la tradición.”
Jorge Muñoz
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Para Gina Pacheco, educadora y pedagoga, mantener viva esta práctica es también una forma de honrar la conexión con la tierra.
“Aportar para que pueda continuar esta tradición que
está totalmente ligada a nuestra esencia como personas que venimos de la tierra, junto con las flores bellas que también vienen de la tierra.”
Jorge Muñoz
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Y como resume una de las voces de la ceremonia, el significado de esta práctica va más allá del recuerdo.
“Si esta tradición puede seguir por cientos de años,
yo puedo seguir por estos días difíciles. Yo puedo persistir, yo puedo danzar. Lo único que tengo que pensar es en mi tradición y en los pasos. Nada más sigue los pasos, no pienses en nada más; te distrae de todo lo negativo que hay ahorita.”
Jorge Muñoz
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El Día de Muertos representa
una nueva oportunidad para recordar a quienes más se ama, pero también para mantener viva una tradición milenaria
que enseña a ver la muerte no como un final, sino como un reencuentro.