Chicago, Illinois.- Griselda López, residente de West Chicago, patrullaba las calles 55 y Grand Lake, durante la mañana del lunes 27 de octubre, cuando notó algo extraño: una camioneta se saltó un semáforo en rojo, seguida de otro vehículo, y otra camioneta verde rodeada por agentes.
"Hay miedo, pero eso no me va a parar": voluntaria que alerta sobre operativos migratorios en suburbio de Chicago
En el suburbio de West Chicago se registraron operativos federales durante la mañana del lunes 27 de octubre. Videos difundidos en redes sociales muestran la intervención de una voluntaria que ayudó a un hombre durante un intento de arresto.
Desde hace más de un mes, López dedica parte de sus días a documentar la presencia de agentes federales en la zona, en ese momento ella dice sacó su teléfono y comenzó a grabar.
En el video, que rápidamente se viralizó, se le ve acercándose al conductor, recordándole sus derechos y cuestionando la actuación de los oficiales.
“Hay poquito de miedo, pero eso no me va a parar. El coraje y las injusticias son lo que me mueven”, dijo Griselda, explicando por qué decidió intervenir.
Durante varios minutos, se escuchan sus reclamos y las respuestas tensas de los agentes. La escena se desarrolló frente a varios testigos que también grababan con sus teléfonos.
El conductor logró retirarse
Tras unos quince minutos de tensión, el conductor de la camioneta verde logró marcharse del lugar. Nadie sabe con certeza qué ocurrió después, pero Griselda celebra que el hombre no fuera arrestado.
“Me dio mucha alegría verlo desaparecer en el camino. Los agentes se fueron a otros lados, ya no lo siguieron”, relató.
Consultada sobre la reacción de los oficiales, aseguró haber notado en ellos frustración: “Más que nada estaban derrotados”.
Poco después, otros videos publicados por vecinos mostraron que los agentes continuaron operativos en distintas zonas de West Chicago, cerca de la avenida Arbor y Charlestown Drive.
Viven con miedo, pero no se detienen
La familia Ortiz, con más de dos décadas viviendo en Estados Unidos y permisos de trabajo en regla, contaron cómo cada salida de casa se ha vuelto un acto de valentía.
“Trabajamos con temor, pero tenemos que salir por el pan. Aquí todo se paga, y con miedo no se puede vivir. Preferimos salir a trabajar y dejar las cosas en manos de Dios”, dijo el señor Ortiz.
Su historia refleja el sentimiento generalizado en el suburbio: miedo, pero también resiliencia. Algunos vecinos evitan salir innecesariamente o conducir solos, mientras otros se organizan para estar informados sobre la presencia de agentes en la zona.
Ante la incertidumbre, algunos comercios decidieron actuar. En la Carnicería Jiménez, las ventas bajaron hasta un 40% en los últimos días. Su equipo encontró una forma de ayudar: ofrecer entregas gratuitas a domicilio.
“Queremos apoyar a la comunidad. Los clientes pueden hacer su pedido en línea y recibirlo sin costo”, explicó María Rodríguez, una de las empleadas.
La medida busca aliviar el temor de quienes prefieren no salir de casa y, al mismo tiempo, mantener el flujo económico de los pequeños negocios del área.












